Chupa, chupóptera, chúpate esa, chúpamela toda, mámame la vida, bribona, sácamela de dentro, entera, nada dejes que es molesto, un estorbo, vacíame de penas, quítame el líquido, arráncame la simiente, déjame, por favor, seco, yermo, árido, angosto, bendito, puro, bautizado, listo para empezar de nuevo.
Menage a trois formado por un maldito gringo que vive en el limbo, perdido, sin encontrar su sitio, cazando moscas, en la inopia, buscando su destino, una rubia como la cerveza, coleando, vivita todavía, mosquita muy peligrosa, y otra más bien morocha, hermosa, parece que criando larvas, muy muerta la cabrona, la primera de ahora mismito, la otra de siempre. En verdad es una película sentimental/sexual, las dos hembras en celo que pelean por el maduro maromo que se las lleva al huerto, les gustan mayores, a quién elegirá, quién ganará la partida/disputa.
Revisión histórico conceptual femenina feminista de Jules y Jim para las nuevas generaciones, para que no pierdan ripio o pie con los clásicos más señeros, con toda la tradición cultural más regia, esa reserva, los pobres chavales, a los que tienen a pan y agua, drogándoles con abismales idioteces, haciendo puré sus imberbes cerebros y tiernos espíritus, rellenando sus almas con toneladas de muerte, para que no levanten cabeza, qué espectáculo tan triste.
Además de hondas reflexiones sobre el más allá, el bien y el mal, Jekyll y Hyde.
Podría haber sido una inspirada y soleada, muy anaranjada, melanina, vitamina, comedia, pero prefirieron optar en cambio por una oscura tragedia, azulina, ellos sabrán lo que hacen con su vida, nosotros no somos quienes para juzgarles; el caso es que cada quince minutos, poco más o menos, empeora gravemente, con lo que llegados a un punto, a la mitad aproximadamente, ya no puede caer más bajo, resulta imposible, y... no, no remonta, ni por asomo, con lo que se mantiene, se estanca, ahí se queda, tirada, postrada, en la miseria hundida, varada en medio de la nada como una gorda ballena tan vieja, cansada y solitaria.
El teatrillo que monta el perennemente orondo Crowe, dale que te pego a la sin hueso, tiene un típico aire de familia, teatro isabelino muy conspicuo, cierto, se nota claramente la influencia shakespeareana, no así toda la parte egipcia que es más de Terenci Moix, Dios le tenga en su gloria, resulta evidente. Por lo tanto, la película es una mezcla del nuevo mundo que representa el paleto Tom, mercenario y ladrón, así son, del viejo que simboliza el muy ilustrado Russell, muy pelma el hijoputa, del eterno que protagoniza la bella Momia en su sarcófago faraónico la pobre tantos siglos metida sin echar una cana al aire siquiera, reprimida, del norteño vikingo a través de la arqueóloga metomentodo y el africano originario en las carnes firmes del coronel asesinado tan negro, todos en uno, el mismo, viva el multiculturalismo, mío primo.
Creo que tendrían que hacer una segunda parte, algo en lo que me temo que no han pensado todavía a estas alturas, y ya va siendo hora, titulada Indiana Jones es un licántropo que se ha comido a un zombi que se ha enamorado de una vampira que tiene un lío con Mari Pili y que ha descubierto que su padre es Sherlock Holmes y que su tío es Lawrence del desierto nada menos. Todo muy underground. Y algo retro. Tal vez hipotáctico.
La investigadora siempre le tiene (su nombre) metido en la boca, se pasa la película llamándole como si fuera una esposa posesiva; la asesina de niños y hombres es más recia, pero también bastante pesada al respecto, eres mi elegido, eres mío, mi dios muerto, ven conmigo, hazme un hijo, cariñito.