Romeo y Julieta a la bilbaína, versión homosexual/inmigrante.
Muy pobre, muy floja, muy obvia, muy didáctica, muy tosca...
Hay buenas intenciones; ganas de poner sobre la mesa dos formas de aislamiento; también hay cierta delicadeza y contención, pero apenas se le puede llamar cine; de tan burdo narrativamente, de tan limitado interpretativamente, de tan mediocremente dirigida y contada. Más bien suena a producto televisivo de calidad ordinaria; a intento un tanto oportunista y políticamente correcto de sacar adelante algo que quizás hubiese sido mucho más digno como documental. Que nos hubiesen explicado la vida de los adolescentes de origen magrebí en los centros de menores, qué hacen, qué piensan, cómo viven, qué sienten..., o cómo ven los jóvenes las relaciones homosexuales, o cómo son los bilbaínos respecto a esos temas, o los españoles...; todo eso tal vez hubiera sido más coherente y apropiado.
Trama simple e indigente, básica y primaria. Chico inmigrante bueno y chico nativo bueno se enamoran y viven un romance casto y virginal, puro y verdadero, tierno y candoroso. Pandilla compuesta por descerebrados, con gañán alfa y amigo sensible y "enamorado". Sistema malvado, educadores más majos que las pesetas, algún robo, trapicheos varios, carreras, discos, toques de manitas y canciones modennas para enlazar escenas.
Tantos tópicos tontos juntos, al alimón, en comandita, bien ordenados, como pelotón lobotomizado.
Para este viaje no hacían falta estas alforjas.