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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
4
Intriga. Drama. Cine negro Cuando una reclusa condenada por asesinato es trasladada al lugar de la ejecución, debido a una inundación todos tendrán que refugiarse en un convento. Allí una monja tratará de descubrir al verdadero criminal. (FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2022
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simpática bobada que en su parte final se da de bruces con la comedia involuntaria, guasa.
El principio atufa a melodrama, qué miedo, el final a disparate, qué menos, es un (consumado) hecho, en el medio o sumario recorrido te prendas con la fe del carbonero, con la capacidad lógico deductiva (ni una cuenta se le escapa, ni una suma o resta se le olvida o falla, da, siempre, la muy puñetera, en la diana, donde pone el ojo, allá va rauda la bala, la mente atrapa la realidad antes de que esta llegue o se plasme, se desperece, se vista para seguir la broma o farsa, algo disimule) de la santa sojuzgada por casi todos y que tiene sus buenas peloteras (paciencia para aguantar las embestidas o filípicas de la otra, qué perra, le sobra, no le falta) con su némesis, esa del demonio enfermera que la odia, a muerte, está con ella obsesionada, por su indudable superioridad (de complejo nada, es una palmaria verdad) moral, intelectual, humana y hace sus buenas migas con el tonto del pueblo, qué bueno, misión salvar, de la ejecución cercana, a la vuelta de la esquina, a la parricida bendita, todo sea por un sueño, por una intuición o pálpito, el corazón y sus intrincadas razones, el de la justicia que es más bien una entelequia, una luz que en la noche más abyecta fría titila, se apaga, casi, como el bebé, ya no respira.
Los primero planos de la Colbert (¿no se parece o parecía un huevo a Angela Channing aka Jane Wyman?) mucho se agradecen o nos gustan, belleza serena, cara de pan o patata, íntegramente buena, más todavía cuando se cambia de modelito, antes muerta que sencilla, monja pero no tonta, y se nos pone o torna blanca entera, esa pureza, emana, casquivana, lo mismo que las vueltas y revueltas de ese convento hospital, Shutter Island, que suspira supura de terror cuento, amasado veneno, ponzoña clara, aviesa.
La investigación es de risa y nos alegra el mustio, mortecino, somnoliento día cuando al crimen nefando más se arriman, el periódico que avisa, lee, el cordel, la carta, el asesino potingue, la sonámbula drogada, la madre superiora qué mala, el policía, para variar, qué lerdo o necio el patán y toda la tropa médica una vez más como representante del puro mal, no, si solo hay que ver películas, fijarse un poco, para descubrir la verdad, ahí te la dicen bien clarita, no está nada escondida, huye de la medicina.
Lo mejor está en ella, en todas sus charlas, disquisiciones, digresiones, vicisitudes, disputas, caras, matices, expresiones, anhelos. Lo peor, el resto, esa suma cuchufletera de amor, religión, fechoría y serie negra con hábito de monja, lo que nos faltaba, el clero salvando cuerpos además de almas, un abuso, una injerencia, no nos dejan ni eso, el escombro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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