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Voto de Ferdydurke:
7
7,8
25.028
Drama. Comedia
Judah y Clifford son dos hombres enfrentados a sendos dilemas morales de diferente gravedad. Cuando Judah, un reputado oftalmólogo, pretende poner fin a su relación extraconyugal, su amante lo amenaza con arruinar su vida contándoselo todo a su esposa; según su hermano Jack la única solución es asesinarla. Por su parte, Clifford es un director de documentales que se ve obligado a rodar una película sobre su cuñado, al que desprecia. (FILMAFFINITY) [+]
30 de agosto de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gabriel García Márquez. Fernando Guillén. Donald Trump. Emily Dickinson. James Joyce. Dostoievski. Schuman. Schubert. Chejov.
Cantando bajo la lluvia. Crimen y castigo. Otra mujer. Dublineses.
Tragicomedia y cuento severo.
No hay estructura moral ni ojo celeste que nos vea, a nadie le interesas, somos demasiado absurdos, tontos y banales, tan aburridos que no tenemos ni siquiera espectadores, nadie mira nuestra vida, todos hacen zapping cuando aparecemos en la tele, prefieren ver la publicidad, ni hablar de la divinidad, ni se conoce la justicia, es más, se premia el mal, triunfa el sinvergüenza, el tramposo, el idiota, fracasa todo lo santo y bueno, no ha lugar al sano intento, es inútil, todo grotesco.
Esquemática y muy brillante. Película de terror que viene a decir que no la hay, ni tesis ni nada, solo oportunidades y jerarquías, azar, necesidad y frialdad universal, gente más habilidosa y otra más necia.
Película atea que casi celebra la inexistencia de cualquier tipo de orden o concierto, que casi se refocila en ese agujero monstruoso, en ese vacío enorme en la misma bóveda del cielo, que se carcajea a modo de la buena fe de toda la pobre gente, de algunos, y de la gran farsa de muchos, de todos, que le quiere dar la vuelta al triste asunto del sentido, que no lo hay, y eso es lo terrible y también bonito, todo vale, o no, da igual, es a fin de cuentas exactamente lo mismo.
Cantando bajo la lluvia. Crimen y castigo. Otra mujer. Dublineses.
Tragicomedia y cuento severo.
No hay estructura moral ni ojo celeste que nos vea, a nadie le interesas, somos demasiado absurdos, tontos y banales, tan aburridos que no tenemos ni siquiera espectadores, nadie mira nuestra vida, todos hacen zapping cuando aparecemos en la tele, prefieren ver la publicidad, ni hablar de la divinidad, ni se conoce la justicia, es más, se premia el mal, triunfa el sinvergüenza, el tramposo, el idiota, fracasa todo lo santo y bueno, no ha lugar al sano intento, es inútil, todo grotesco.
Esquemática y muy brillante. Película de terror que viene a decir que no la hay, ni tesis ni nada, solo oportunidades y jerarquías, azar, necesidad y frialdad universal, gente más habilidosa y otra más necia.
Película atea que casi celebra la inexistencia de cualquier tipo de orden o concierto, que casi se refocila en ese agujero monstruoso, en ese vacío enorme en la misma bóveda del cielo, que se carcajea a modo de la buena fe de toda la pobre gente, de algunos, y de la gran farsa de muchos, de todos, que le quiere dar la vuelta al triste asunto del sentido, que no lo hay, y eso es lo terrible y también bonito, todo vale, o no, da igual, es a fin de cuentas exactamente lo mismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En la vida real hay gente que siente placer al cagarte literalmente encima, más metafóricamente, o no tanto, llueve la mierda casi las 24 horas del día, y hay otros que cobran por matar a desconocidos, solo por dinero, yo no te conocía.
En la vida real la gente más buena y honesta se acaba quedando ciega, sin motivo ni razón, por pura joda, mientras que los que asesinan, roban o mienten, se salen con la suya. Moralismo a la inversa.
En la vida real hay mujeres hipócritas, falsas y trepas, y hombres débiles, idiotas y envidiosos. Hay pesadas y chantajistas y otros muy siniestros caraduras. Tanto va el cántaro a la fuente que al final estás a un paso de confesar que tú lo hiciste. Falsa alarma. Sí se puede.
Una de cal y otra de arena, escenas de pena, escenas de risa, con transiciones cinéfilas y el trasunto de Primo Levi (¿Steiner?) filosofando a todo trapo, el muy cachondo.
No hay misterio ni secreto, es didáctica, filosofía para dummies (¿se dice así?) en el fondo, para gente como tú y como yo, querido lector, o no, pero también tiene inteligencia y gracia.
La conversación final entre Woody Allen y Martin Landau tiene la misma sustancia, el mismo poso, toda la magia, polvo de estrellas, que produce el encuentro del creador, este sí existe algo más, tampoco mucho, con su criatura.
Todo lo que hacemos es mezcla de negra suerte, pura estadística también, mecanismo machacón que se repite eternamente, desde siempre con lo mismo, vaya matraca, y una infinita suma de abigarradas circunstancias que nos afectan, todo junto y enredado, inextricable e irremediablemente atado, nudo gordiano, callejón sin salida, déjalo ya que tengo un poco de prisa.
En la vida real la gente más buena y honesta se acaba quedando ciega, sin motivo ni razón, por pura joda, mientras que los que asesinan, roban o mienten, se salen con la suya. Moralismo a la inversa.
En la vida real hay mujeres hipócritas, falsas y trepas, y hombres débiles, idiotas y envidiosos. Hay pesadas y chantajistas y otros muy siniestros caraduras. Tanto va el cántaro a la fuente que al final estás a un paso de confesar que tú lo hiciste. Falsa alarma. Sí se puede.
Una de cal y otra de arena, escenas de pena, escenas de risa, con transiciones cinéfilas y el trasunto de Primo Levi (¿Steiner?) filosofando a todo trapo, el muy cachondo.
No hay misterio ni secreto, es didáctica, filosofía para dummies (¿se dice así?) en el fondo, para gente como tú y como yo, querido lector, o no, pero también tiene inteligencia y gracia.
La conversación final entre Woody Allen y Martin Landau tiene la misma sustancia, el mismo poso, toda la magia, polvo de estrellas, que produce el encuentro del creador, este sí existe algo más, tampoco mucho, con su criatura.
Todo lo que hacemos es mezcla de negra suerte, pura estadística también, mecanismo machacón que se repite eternamente, desde siempre con lo mismo, vaya matraca, y una infinita suma de abigarradas circunstancias que nos afectan, todo junto y enredado, inextricable e irremediablemente atado, nudo gordiano, callejón sin salida, déjalo ya que tengo un poco de prisa.