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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
9
Serie de TV. Drama Serie de TV (2007-2015). 7 temporadas. 92 episodios. Aclamada serie dramática que narra los comienzos de una de las más prestigiosas agencias de publicidad de los años sesenta, y centrada en uno de los más misteriosos ejecutivos de la firma, Donald Draper, un hombre con un gran talento. "Mad Men" es la mirada a los hombres que dieron forma a las esperanzas y sueños diarios de los americanos de la época. En 1960 la publicidad era ... [+]
14 de julio de 2015
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie maravillosa, de las mejores.
Una tremenda densidad informativa dentro de una narración virtuosa, brillante, muy ingeniosa.
Melodrama oscuro, ácido. Y retrato, muy profundo, hasta cruel, de una profesión, la de publicista.
En sus mejores momentos, muchos, logra atrapar, y reunir, en una misma historia todos los elementos a la vez: el suceso histórico (el asesinato de JFK o la llegada a la luna, por ejemplo), el movimiento empresarial general (continuos cambios de panorama laboral para los protagonistas, siempre al límite y al borde, el peligro de la bancarrota y la disolución, de la absorción por parte de agencias más poderosas; una encarnizada lucha de todos contra todos, una jungla atroz), la inseguridad profesional (despidos, fichajes, traiciones... ) y los terremotos personales (crisis matrimoniales, existenciales, huidas, debacles, iluminaciones, hundimientos, alucinaciones, desvíos, epifanías, amores, horrores... ); con maestría, uniéndose y alimentándose mutuamente todas las capas y temas, rimando y creciendo, explicando y descubriendo, sin respuestas definitivas, con constantes preguntas, llenas de inteligencia y verdad. Y todo ello contado con una frialdad incisiva, analítica, aligerada por un sentido del humor constante, salvaje, y por una fluidez y síntesis narrativa admirables.
Prosa feroz (las relaciones de sometimiento de los publicitarios respecto de sus ricachones clientes mostradas sin disimulos, con exactitud dolorosa, las dichosas cuentas como campo de batalla y esclavitud, todo por un puñado de dólares: una infinita gama de cafres con dinero, de brutos y desalmados, de truhanes sin escrúpulos, aprovechando su poder para comprar a estos publicistas tan desvalidos, pícaros y miserables -aunque la serie los salve finalmente, ya que los mira con piedad y cariño, a pesar de todo, de tanta ignominia y bajeza, les atribuye, por lo menos, conciencia, son capaces, unos más que otros, por supuesto, de cuestionarse sus atribuladas andanzas y poco edificantes decisiones) enriquecida por chispazos líricos audaces, por giros de guion sorprendentes y originales (escapadas, encuentros en la noche, quiebras, merodeos y fracturas a cada rato), por una obsesión, muy sana, por desterrar el lugar común y abrazar el riesgo que ilumina y plantea posibilidades imprevistas, por dar a sus personajes libertad, capacidad para perderse las veces que haga falta sin los obvios corsés de la corrección política, el sentimentalismo amañado y la moral uniformadora.
Metáfora de América, con sus valores, sueños y pesadillas. El dinero y el cambio; la falta de asideros y el abismo siempre presente, amenazante.
Creación de un personaje que excede al actor y, casi, a la obra: Don/Dick como representante, y cruce de caminos, de infinidad de asuntos y escondites; es el héroe del cine negro y el perdedor patético que siempre está en falso, un mentiroso compulsivo y un amante bandido (la serie se podría ver también como un recuento abigarrado y variado de sus mil y un polvos con todo tipo de señoritas y en todo tipo de ocasiones, el sexo como desesperación, abandono y evasión), un superviviente nato y un hombre hecho a sí mismo, nacido en la América más profunda, y sórdida y desoladora (su casa de la infancia sería un oscuro secreto, casi gótico, y un reflejo distorsionado, una imagen pesadillesca, deformada, de su futuro trabajo y vida, una antesala y un espejo esquinado; el mismo espanto con diferente fachada, terribles casas de putas las dos igualmente), y triunfador en la más reluciente y glamurosa, pasando por una guerra, una felonía y una usurpación de identidad; como salido de un anuncio (nunca mejor dicho) de colonias, de una sátira revulsiva o de un novelón del diecinueve, entre el realismo más clínico y la ficción más evasiva, del amor y lujo con reverso ominoso, o aventuras refinadas protagonizadas por sepulcros blanqueados.
Análisis de una época, la que surgió tras la Segunda Guerra Mundial, concretamente la década de los sesenta; con su revoluciones y crispaciones, llena de turbulencias y magnicidios, un millón de conflictos, de crispación política, Vietnam y el estallido hippie, de la lucha por los derechos civiles y el auge de los medios de masas (con la publicidad como mascarón de proa y símbolo del progreso y la mentira, de la superficie y la imagen, de los escapismos diseñados, manufacturados -"el amor lo inventamos publicistas como yo", dice Don en un momento dado).
También es muy rica y asimilativa, heredera tanto de la narrativa norteamericana de los cincuenta (Salinger, Cheever, Heller o Yates) como de la tradición europea ("La Divina Comedia" sale explícitamente en un capítulo y "La tierra baldía" de Eliot es citada por su creador como poderosa inspiración), con "El gran Gatsby" de fondo", además de la televisión o personajes famosos, reales, de aquella época, filtrado todo por el gran Matthew Weiner, por sus recuerdos y experiencias (las de sus padres y su misma infancia, nació en el sesenta y cinco).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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