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Voto de Ferdydurke:
1
7,0
68.193
Drama
Adaptación de un libro de John Carlin (Playing the enemy). En 1990, tras ser puesto en libertad, Nelson Mandela (Morgan Freeman) llega a la Presidencia de su país y decreta la abolición del "Apartheid". Su objetivo era llevar a cabo una política de reconciliación entre la mayoría negra y la minoría blanca. En 1995, la celebración en Sudáfrica de la Copa Mundial de Rugby fue el instrumento utilizado por el líder negro para construir la unidad nacional. (FILMAFFINITY) [+]
16 de enero de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perdónalos, Madiba.
Estaba claro que mala iba a ser, de eso no había la más mínima duda, el tema, el director, los actores, la producción, algunas imágenes, Mandela, en fin, que no había esperanza ninguna, pero tanto, de forma tan asombrosa, tan increíblemente perfecta, eso ya no; nada falta, nada sobra en esta cosa, cada decisión es la adecuada, cada fotograma esta preñado de belleza errónea, es la negación absoluta convertida en una de las bellas artes, en una obra maestra, el mal puro destilado, infinito, medroso, moroso, perezoso, displicente, sin necesidad de histrionismos ni alardes, gota a gota, dulce, suavemente me matas con tu canción, cariño mío.
La política, por supuesto que maravillosamente democrática y avanzada y equitativa, o lo que es lo mismo, el deporte, eleva el espíritu y mejora la salud, es el opio del pueblo.
Esta película es, por lo tanto, religiosa, es decir, muy mentirosa, una gigantesca estafa, o por decirlo de otra manera, es un cantar de santos, de impostores, nos cuenta sus cuitas y gestas, su ejemplo indeleble, su luz inextinguible, tapa, ciega, oculta, esconde, evade todo lo otro, lo que no tiene nombre, lo que todos sabemos, pero, ay, qué pena, no nos gusta mucho que nos lo recuerden, es, por todo ello, una ficción manufacturada, maleada, teatro malo, acartonado, astracanada, nos habla en verdad nada más que de bufones, show entertainment, pan y circo, morralla para la masa, la Historia como un espectáculo para amos de casa, para trabajadores y trabajadoras, para toda la familia entera y verdadera, para espectadores como tú, también como yo, viva la vida. De hecho, hasta vemos al Freeman hermoso reírse lo suyo al respecto del tosco juego, y por ende de todos nosotros, tampoco ahí disimulan mucho, eso hay que reconocerlo, es cierto.
Todo es patraña, pantomima y propaganda, fingimiento, lobotomía y tontería. Una gran simpleza, una enorme guardería. No cabe más ignominia, no da abasto tanta mendacidad.
Película plúmbea, que nos hace llorar de pena, de emoción, de mucha risa.
La literatura, la poesía, toda esa argamasa, gran papilla, junto a la industria de los sueños que aquí nos ocupa haciendo picadillo todo lo humano, triturando cualquier atisbo de verdad o esperanza. No hay salida, estamos perdidos, muy jodidos.
Estaba claro que mala iba a ser, de eso no había la más mínima duda, el tema, el director, los actores, la producción, algunas imágenes, Mandela, en fin, que no había esperanza ninguna, pero tanto, de forma tan asombrosa, tan increíblemente perfecta, eso ya no; nada falta, nada sobra en esta cosa, cada decisión es la adecuada, cada fotograma esta preñado de belleza errónea, es la negación absoluta convertida en una de las bellas artes, en una obra maestra, el mal puro destilado, infinito, medroso, moroso, perezoso, displicente, sin necesidad de histrionismos ni alardes, gota a gota, dulce, suavemente me matas con tu canción, cariño mío.
La política, por supuesto que maravillosamente democrática y avanzada y equitativa, o lo que es lo mismo, el deporte, eleva el espíritu y mejora la salud, es el opio del pueblo.
Esta película es, por lo tanto, religiosa, es decir, muy mentirosa, una gigantesca estafa, o por decirlo de otra manera, es un cantar de santos, de impostores, nos cuenta sus cuitas y gestas, su ejemplo indeleble, su luz inextinguible, tapa, ciega, oculta, esconde, evade todo lo otro, lo que no tiene nombre, lo que todos sabemos, pero, ay, qué pena, no nos gusta mucho que nos lo recuerden, es, por todo ello, una ficción manufacturada, maleada, teatro malo, acartonado, astracanada, nos habla en verdad nada más que de bufones, show entertainment, pan y circo, morralla para la masa, la Historia como un espectáculo para amos de casa, para trabajadores y trabajadoras, para toda la familia entera y verdadera, para espectadores como tú, también como yo, viva la vida. De hecho, hasta vemos al Freeman hermoso reírse lo suyo al respecto del tosco juego, y por ende de todos nosotros, tampoco ahí disimulan mucho, eso hay que reconocerlo, es cierto.
Todo es patraña, pantomima y propaganda, fingimiento, lobotomía y tontería. Una gran simpleza, una enorme guardería. No cabe más ignominia, no da abasto tanta mendacidad.
Película plúmbea, que nos hace llorar de pena, de emoción, de mucha risa.
La literatura, la poesía, toda esa argamasa, gran papilla, junto a la industria de los sueños que aquí nos ocupa haciendo picadillo todo lo humano, triturando cualquier atisbo de verdad o esperanza. No hay salida, estamos perdidos, muy jodidos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Anécdotas, comentarios y sucedidos (de lectura más prescindible si cabe que el resto):
- Casi no lo cuento del miedo que he pasado al presenciar esos dos atentados fallidos, causando el pánico, el de la fergoneta loca surcando la noche como un heraldo negro de destrucción y muerte, y el del avión infiltrado en líneas enemigas que antes de aterrizar como puedas quiere mucho asolar a lo bestia, de tan peligrosos terroristas lleno, perpetrando, pero gracias a Dios, y a Mandela por elegirlos, menos mal que enfrente tenían esos malditos asesinos a esa guardia pretoriana tan interracial y final y sorpresiva y deliciosamente muy bien avenida, hermanada, que supo detenerlos en el último momento, de lo contrario no quiero ni imaginar lo que hubiera pasado o acaecido, cuánta orfandad nos hubiera quedado.
- Todo régimen o gran estado o poder omnímodo si quieres que se precie, necesita publicitarse, correcto, pues para eso sirve especialmente, está que ni pintado, el deporte si das por descontado que también para mucho entretenernos y valores enseñarnos. Bueno, pues con echar un poco la vista atrás y también más al presente, te das cuenta de lo que pasó, y pasa, con ello, por poner solo unos misérrimos ejemplos, mira la URSS, la RDA, los USA siempre, Cuba y hasta la mismísima España en los Juegos Olímpicos de Barcelona, sus preclaros métodos de entrenamiento, la honradez y transparencia de toda la preparación, de ese morrocotudo proceso, los resultados, las consecuencias, en fin, abre los ojos, ciego, entrena, corre, come, duerme, llama al médico, contrata un psicólogo, monta fundaciones, sé caritativo. Agonía, superación, recompensa, he ascendido al cielo, dame un poco de dinero y también algo de todo lo otro que si no, igual me/no duermo.
- La única posible pega que se me ocurre es la referida a la familia, esa mala hija, del prócer de esta aventura, no logro entender de ninguna de las maneras las tristes desavenencias, malas caras y soledades, cómo fue posible esa grieta, por qué no le supieron entender también de puertas adentro, los de su misma sangre, si él les hubiera perdonado a todos, también a ellos, los primeros.
- Y qué me decís de esa criada negra acogida en la casa del importante deportista y plátonicamente enamorada del gran capitán, dios, cuánta delicada sutileza la rodea.
Bueno, adiós hermanos, salgamos a la calle a celebrarlo, aunque sea un poco tarde, hayan pasado unos cuantos años, haya llovido tanto, pero, eso sí, con precaución y mucho cuidado, a la distancia y muy tapados, no vaya a ser que ante este triunfo tan hermoso se nos vaya la mano, nos alegremos demasiado, con amor nos miremos de tanto alegrarnos y pase luego Paco con las rebajas, quede todo empañado, enfermo, yermo, desolado, muy maltrecho.
P.D.: Jonah Lomu era un portento de la naturaleza, fuerte como una catedral, rápido como el viento, un deportista fabuloso, irrepetible, deslumbrante, alucinante, un mito viviente, un dios en la tierra...
Murió a los cuarenta. El riñón dijo basta.
¿Por qué, Señor?
- Casi no lo cuento del miedo que he pasado al presenciar esos dos atentados fallidos, causando el pánico, el de la fergoneta loca surcando la noche como un heraldo negro de destrucción y muerte, y el del avión infiltrado en líneas enemigas que antes de aterrizar como puedas quiere mucho asolar a lo bestia, de tan peligrosos terroristas lleno, perpetrando, pero gracias a Dios, y a Mandela por elegirlos, menos mal que enfrente tenían esos malditos asesinos a esa guardia pretoriana tan interracial y final y sorpresiva y deliciosamente muy bien avenida, hermanada, que supo detenerlos en el último momento, de lo contrario no quiero ni imaginar lo que hubiera pasado o acaecido, cuánta orfandad nos hubiera quedado.
- Todo régimen o gran estado o poder omnímodo si quieres que se precie, necesita publicitarse, correcto, pues para eso sirve especialmente, está que ni pintado, el deporte si das por descontado que también para mucho entretenernos y valores enseñarnos. Bueno, pues con echar un poco la vista atrás y también más al presente, te das cuenta de lo que pasó, y pasa, con ello, por poner solo unos misérrimos ejemplos, mira la URSS, la RDA, los USA siempre, Cuba y hasta la mismísima España en los Juegos Olímpicos de Barcelona, sus preclaros métodos de entrenamiento, la honradez y transparencia de toda la preparación, de ese morrocotudo proceso, los resultados, las consecuencias, en fin, abre los ojos, ciego, entrena, corre, come, duerme, llama al médico, contrata un psicólogo, monta fundaciones, sé caritativo. Agonía, superación, recompensa, he ascendido al cielo, dame un poco de dinero y también algo de todo lo otro que si no, igual me/no duermo.
- La única posible pega que se me ocurre es la referida a la familia, esa mala hija, del prócer de esta aventura, no logro entender de ninguna de las maneras las tristes desavenencias, malas caras y soledades, cómo fue posible esa grieta, por qué no le supieron entender también de puertas adentro, los de su misma sangre, si él les hubiera perdonado a todos, también a ellos, los primeros.
- Y qué me decís de esa criada negra acogida en la casa del importante deportista y plátonicamente enamorada del gran capitán, dios, cuánta delicada sutileza la rodea.
Bueno, adiós hermanos, salgamos a la calle a celebrarlo, aunque sea un poco tarde, hayan pasado unos cuantos años, haya llovido tanto, pero, eso sí, con precaución y mucho cuidado, a la distancia y muy tapados, no vaya a ser que ante este triunfo tan hermoso se nos vaya la mano, nos alegremos demasiado, con amor nos miremos de tanto alegrarnos y pase luego Paco con las rebajas, quede todo empañado, enfermo, yermo, desolado, muy maltrecho.
P.D.: Jonah Lomu era un portento de la naturaleza, fuerte como una catedral, rápido como el viento, un deportista fabuloso, irrepetible, deslumbrante, alucinante, un mito viviente, un dios en la tierra...
Murió a los cuarenta. El riñón dijo basta.
¿Por qué, Señor?