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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
4
Intriga. Drama. Cine negro. Thriller Tras realizar un atraco en el que han muerto dos personas, Ben Harper regresa a su casa y esconde el botín confiando el secreto a sus hijos. En la cárcel, antes de ser ejecutado, comparte celda con Harry Powell y en sueños habla del dinero. Tras ser puesto en libertad, Powell, obsesionado por apoderarse del botín, va al pueblo de Harper, enamora a su viuda y se casa con ella. (FILMAFFINITY)
9 de diciembre de 2023
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No juzguéis. La tienda. Al río.
El personaje principal es demasiado bufonesco como para tomárselo mínimamente en serio (solo hay que ver cuando se pone a hacer pucheros), hecho que castiga o condiciona a los demás elementos de la película que también son en buena medida caricaturescos, sin humor cómicos, y así mismo los personajes y su psicología o acciones están cortados a hachazos, a grandes rasgos, de forma un tanto anárquica y atropellada acelerada, por lo que igualmente pierden peso o sentido, rigor, oficio, y por lo que la suma de todo ello provoca que la narración resulte endeble, anodina, sin fuste ni raíces, a la buena de dios, como una especie de broma sorda, es decir, como comedia no tiene gracia, y como drama es un chiste, con lo que al final solo te puedes agarrar a algún plano bonito (el de ella bajo el agua es el más impactante, los de los animales son más obvios y los juegos de luces y sombras un alarde), haberlos, haylos, muchos, muchísimos, quizás obsesivamente buscados, caiga quien caiga, a alguna canción melancólica sugerente o a alguna idea ocasional de cámara/concepto o montaje brillante, ya que hasta la posible fuerza religiosa alegórica que subraya/subyace durante toda la obra, el conflicto entre el bien y el mal, queda en nada, en agua de borrajas, hasta esa posible ambigüedad del predicador que es el mismo diablo, un jinete pálido, un enviado del más allá, Sleepy Hollow, profundo carmesí, que es tentador y casto y al que en verdad solo parece preocuparle el dinero, su único vicio, pero bueno, tampoco mucho sabemos, que le mueve el odio (cuando hace ese juego/forcejeo o pelea de conceptos y manos también es muy lamentable), a las mujeres muy especialmente (se podría pensar que esa ira salvaje abrasiva se debe a que odia su propio deseo y, por consiguiente, el deseo en el mundo, el deseo físico como máximo representante de lo humano como pecado, manzana y caída, visto desde cierto fanatismo religioso reprimido hipócrita tan gringo), o en verdad a todo bicho viviente, y basta.
Y abusa de primeros planos del niño que en ocasiones, por las caras que pone de desconcierto y estupor, son absurdos y Lilian Gish está bien, pero igual que el resto, es muy superficial su personaje.
Un cuento desangelado, preciosista, delicado, flojo, interesante y curioso que nunca encuentra o acierta con el tono, que queda en dos pingajos y un palo, a mitad de camino de ninguna parte, La isla del tesoro, en poesía expresionista tan lograda como inane en su contexto o mensaje o debate o propuesta. Guapo envoltorio y ópera bufa de fondo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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