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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
6
Drama En el año 2002, un reducido equipo de reporteros de investigación del Boston Globe destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas del estado de Massachussets. La publicación de estos hechos, que la archidiócesis de Boston intentó ocultar, sacudió a la Iglesia Católica como institución. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No aporta nada nuevo que no sepamos, ni lo cuenta de una forma que no hayamos visto antes, ni es arriesgada, ni profunda, ni prácticamente nada que depare verdadera inquietud o suponga autoría de algún tipo. Pero está muy bien. Didácticamente superficial e informativamente emotiva. Discreta, elegante, ordenada, eficaz. Cine correcto, encarrilado, bien armado, dirigido e interpretado. De denuncia de unos hechos ya pasados y condenados. Mete el dedo en la llaga, pero sin llegar a mayores. Señala culpables, pero los justos, tampoco nos pasemos. Entretiene, interesa y conmueve. Todo en su sitio. Así da gusto.
Y además expone un asunto, la Iglesia Católica como monstruoso modo de depredación y ocultamiento, con claridad, y toca una idea central, aquella que dice que toda organización que acumula poder tiende inexorablemente a la corrupción, no como excepción, sino como regla; acaba siendo un club en el que sus socios se tapan unos a otros y se dedican principalmente a rodearse de todo tipo de privilegios y ventajas, injusticias variadas mediante, ya sea este entramado religioso o el político, militar, social..., da igual, cambia la forma, el fondo es siempre el mismo, el abuso, a través de una investigación tan bien contada como ligera.
Y, finalmente, que los aparatos de propaganda, dícese de todos los medios de masas, se relacionan directa o indirectamente con esos poderes, solo hay que seguir el rastro del dinero, el que marca el ritmo; lo que debería ser una aséptica e independiente labor informativa, es la mayoría de las veces un filtrado, ladinamente seleccionado, por el que se decantan las noticias aptas y se rechazan las que no son convenientes precisamente a los más arriba citados poderes. Y es en este punto donde yo encuentro la mayor carencia de la película, su superficialidad y falta de hondura verdadera, en el hecho de que solo se centren en el clero, algún abogado y levemente en la expiación periodística (muy aguada y limada), y muy poco se dice del resto (se pasa de puntillas), de la, se supone, confluencia inevitable de intereses de los religiosos con la política, el gran dinero y todas las instituciones que supuestamente deben poner límites y hacer frente a los desafueros y atropellos que los más fuertes ejercitan impunemente sobre los más débiles. Y, relacionado, no se profundiza en el cambio de actitud del periódico, ya que se atribuye exclusivamente la benéfica responsabilidad de esa transformación a la figura del "judío errante" o extranjero libre de prejuicios o presiones, lo cual me parece una opción, no por verdadera, muy limitada e ingenua; cuando yo creo que en toda quiebra del statu quo, radical rotura de la ley del silencio o fluctuaciones clave del equilibrio de fuerzas reinante hasta ese momento, se suele tratar mucho más de un proceso gradual y colectivo que de la simple inspiración afortunada de un individuo honrado concreto. Y de ese soterrado corrimiento de tierras no hay noticia en la película. Lo mismo que casi (algo, la conversación en el bar, poca cosa) no vemos a ningún otro jerarca bostoniano, o de otro centro de poder allende sus fronteras estrechas, más allá del cardenal que queda señalado, justamente, como el máximo responsable.
La pregunta es clara: ¿qué cambió, además de lo evidente, para que de repente, después de décadas de abusos descontrolados, se les pudiera hincar por fin el diente? Ahí quedamos huérfanos de información. La reducción personalista y perezosa, solo la llegada de un nuevo jefe, es una respuesta demasiado pobre.
Por último, hay que destacar a los actores: desde un Ruffalo con tendencia al amaneramiento, manual de tics y posturas "James Deanescas" (retorciéndose sobre sí mismo siempre), perdonado por su simpatía y cercanía, hasta los veteranos Keaton y Slattery, que van sobrados de oficio, el gris pero correcto Schreiber y la guapa Rachel que aporta dulzura e inteligencia.
Apreciable película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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