Que te parta un rayo.
Morbosa, estrepitosa, tontorrona, tramposa, fea, el que canta su mal espanta, la basura blanca y el negro santo, Elvis era un ladrón de canciones y el Sur asqueroso como de Tobacco Road y la religión horrible represora y la infancia robada y pobre Dakota una actriz tan inmensa obligada desde tan niña a ser la correa de transmisión de los más perturbados y las mas perturbadas todo sea por un sueño y las serpientes son espíritus oscuros, cuidado con ellos y su veneno, y el que la hace a veces la paga pero no siempre.
Black Snake Moan. Ella es la Jane de Forres Gump. Cuenta conmigo. Corazones en Atlántida.
Alterna los golpes de efecto burdos y las enseñanzas metafísicas simbólicas folclóricas supersticiosas estrambóticas con Elvis del leitmotiv y ella, tremenda descaradamente sexualizada, como único baluarte verdadero o posible bandera o clavo ardiendo al que agarrarse a la que bien explotan.
La película es pobre y pretenciosa y desagradable y aburrida e inverosímil, una del séptimo arte joya.