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Voto de Ferdydurke:
4
7,5
34.605
Romance. Comedia
La joven Sabrina, hija del chofer británico de los poderosos Larrabee, está enamorada del hijo menor de la familia, que coquetea con ella por puro entretenimiento. El padre la envía a Paris, de donde vuelve convertida en una mujer elegante y seductora que trastorna a los dos hermanos Larrabee, tanto al frívolo David como al hermético y adusto Linus. (FILMAFFINITY)
13 de julio de 2021
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La hija del chófer. Soy nadie. Cola de caballo. Bazooka. Tócame el ukelele.
Prólogo. Trepa tonta, caprichosa (o me salgo con la mía o me enfado, me pongo muy triste y ya no juego) e increíblemente egoísta (lo que le pase a mi padre, toda su gran soledad e inmenso sufrimiento venidero si perpetro esto, me importan un bledo, es lo que tengo) hace importante ridículo entre gases y coches. Empezamos fuerte.
Nudo:
- El chófer, que durante sus muchos años de duro trabajo ha acumulado una fortuna que ni Aristóteles Onassis, la manda a París con todos los gastos pagados durante dos años para que aprenda cocina, antes se decía así, y, ya de paso, se haga una mujer, valga el eufemismo, es decir, para que aprenda a romper muchos huevos, mediante conde.
- La trepa tonta, caprichosa e increíblemente egoísta no se da por vencida a la vuelta e insiste la muy puñetera, no puede con el hermano más lerdo, se lo quitan de en medio, y ahora lo intenta con el otro, el que parece que, este sí, tiene dos dedos de frente y que, claro, canta demasiado, se ha dado inmediatamente cuenta de la poca vergüenza de la cazafortunas tan preciosa, se la quiere quitar de encima. A ella le da igual ocho que ochenta, no se da por aludida, continúa.
- El chófer, ya dijimos que riquísimo, aunque de vida tan humilde, aparentemente pobre, mantiene a su niña a cuerpo de rey, sin ninguna necesidad de que pegue un palo al agua, haga algo, trabaje o siquiera disimule, a la sopa boba, el tiempo le sobra, el dinero nunca es problema, el padre la cuida, la mima, le permite todo, pero toda la pasta tampoco le suelta, él, la mayoría, tanta, se la queda, y la dedica, seguramente, dios no lo quiera, vete a saber tú a qué terribles y secretos vicios, esas malditas cosas tan oscuras.
- El hermano serio la humilla repetidas y variadas veces, de todas las maneras imaginables, se ríe de ella en su cara, todo queda en familia le comenta innumerables veces para herirla y espantarla, puro sarcasmo ofensivo, para que huya, frase horriblemente sórdida y cínica, nada vales, usar y tirar, pero ella ni se inmuta, ahí me las den todas, doña erre que erre, ni padece ni siente, resiste como gata panza arriba, todo sea por un sueño.
- El chófer contempla el espectáculo pavoroso, tanta afrenta, despavorido, pero tampoco mueve un dedo, nada hace para evitarlo, consiente, es permisivo, se echa a un lado, deja que siga el juego prostituido, su ponzoñoso curso, mientras el resto de sirvientes jalea como si estuviera en un partido de fútbol, embrutecidos, sedientos de miseria.
- El padre, el verdadero dueño del imperio, el más majo de todos, es el único decente o que vale algo en comparación con todos los demás, tanto engendro, horroroso ser humano, da igual los de arriba que los de abajo, un de vileza infierno, y sin parar el pobre, todo el santo día, a cada rato fuma y bebe, otra cosa no hace, no se puede, es demasiado el escarnio, la vida a la intemperie.
- El hermano viejo, Bogart estaba hecho polvo, daba un poco de pena verlo, la entretiene, de aquí para allá la lleva o pasea, la invita y enseña, la baila y marea, se ha convertido, de un día para otro, en su niñera, a falta de otra cosa, a ver si así ella, esta vez por las más buenas, de una vez por todas se cansa, se desespera, se rinde, se larga, saca de paz la blanca bandera, pero es imposible, no hay manera, aguanta la tía, qué santa paciencia hay que tener con ella, no le valen ni las sutilezas ni las indirectas, es impermeable como una lona.
Prólogo. Trepa tonta, caprichosa (o me salgo con la mía o me enfado, me pongo muy triste y ya no juego) e increíblemente egoísta (lo que le pase a mi padre, toda su gran soledad e inmenso sufrimiento venidero si perpetro esto, me importan un bledo, es lo que tengo) hace importante ridículo entre gases y coches. Empezamos fuerte.
Nudo:
- El chófer, que durante sus muchos años de duro trabajo ha acumulado una fortuna que ni Aristóteles Onassis, la manda a París con todos los gastos pagados durante dos años para que aprenda cocina, antes se decía así, y, ya de paso, se haga una mujer, valga el eufemismo, es decir, para que aprenda a romper muchos huevos, mediante conde.
- La trepa tonta, caprichosa e increíblemente egoísta no se da por vencida a la vuelta e insiste la muy puñetera, no puede con el hermano más lerdo, se lo quitan de en medio, y ahora lo intenta con el otro, el que parece que, este sí, tiene dos dedos de frente y que, claro, canta demasiado, se ha dado inmediatamente cuenta de la poca vergüenza de la cazafortunas tan preciosa, se la quiere quitar de encima. A ella le da igual ocho que ochenta, no se da por aludida, continúa.
- El chófer, ya dijimos que riquísimo, aunque de vida tan humilde, aparentemente pobre, mantiene a su niña a cuerpo de rey, sin ninguna necesidad de que pegue un palo al agua, haga algo, trabaje o siquiera disimule, a la sopa boba, el tiempo le sobra, el dinero nunca es problema, el padre la cuida, la mima, le permite todo, pero toda la pasta tampoco le suelta, él, la mayoría, tanta, se la queda, y la dedica, seguramente, dios no lo quiera, vete a saber tú a qué terribles y secretos vicios, esas malditas cosas tan oscuras.
- El hermano serio la humilla repetidas y variadas veces, de todas las maneras imaginables, se ríe de ella en su cara, todo queda en familia le comenta innumerables veces para herirla y espantarla, puro sarcasmo ofensivo, para que huya, frase horriblemente sórdida y cínica, nada vales, usar y tirar, pero ella ni se inmuta, ahí me las den todas, doña erre que erre, ni padece ni siente, resiste como gata panza arriba, todo sea por un sueño.
- El chófer contempla el espectáculo pavoroso, tanta afrenta, despavorido, pero tampoco mueve un dedo, nada hace para evitarlo, consiente, es permisivo, se echa a un lado, deja que siga el juego prostituido, su ponzoñoso curso, mientras el resto de sirvientes jalea como si estuviera en un partido de fútbol, embrutecidos, sedientos de miseria.
- El padre, el verdadero dueño del imperio, el más majo de todos, es el único decente o que vale algo en comparación con todos los demás, tanto engendro, horroroso ser humano, da igual los de arriba que los de abajo, un de vileza infierno, y sin parar el pobre, todo el santo día, a cada rato fuma y bebe, otra cosa no hace, no se puede, es demasiado el escarnio, la vida a la intemperie.
- El hermano viejo, Bogart estaba hecho polvo, daba un poco de pena verlo, la entretiene, de aquí para allá la lleva o pasea, la invita y enseña, la baila y marea, se ha convertido, de un día para otro, en su niñera, a falta de otra cosa, a ver si así ella, esta vez por las más buenas, de una vez por todas se cansa, se desespera, se rinde, se larga, saca de paz la blanca bandera, pero es imposible, no hay manera, aguanta la tía, qué santa paciencia hay que tener con ella, no le valen ni las sutilezas ni las indirectas, es impermeable como una lona.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Desenlace. Al final se van a París. El hermano maquiavélico ha triunfado por todo lo alto, ha logrado todo lo que pretendía o más se proponía y por lo que tanto había luchado; ha alejado de la familia el peligro lo más lejos posible utilizando todo tipo de bajezas y sucias artimañas, ella no entiende otro lenguaje, que avergonzarían hasta a un político señero de los nuestros, nada menos que a Europa ha mandado a la trepa tonta, caprichosa e increíblemente egoísta, a la que además se beneficiará a modo, exhaustivamente ahora, los dos por fin solos, durante un tiempo, unos cuantos días, hasta que se canse o aburra de ella y le diga hasta luego, si te he visto, ya no me acuerdo, ha cerrado el negocio soñado con los plásticos mágicos y, para colmo y remate feliz de la fiesta, se ha librado de un plumazo de su grotesco hermano con el ridículo casamiento, esa de boda tanta conveniencia.
Cierre casi perfecto, ella tampoco ha quedado tan mal como pueda parecer, en París y hasta es posible que, dependiendo de posibles acuerdos futuros carnales/comerciales y, sobre todo, de la generosidad del hermano más estupendo que, una vez ganado por goleada el encuentro, estará más relajado y hará probablemente algún obsequio, quizás piso y algún dinero como dijo en su momento, lo que ella tanto quería, más o menos, o no tanto, cuarto y mitad, no consiguió boda, sí mucho entretenimiento y las mejores cartas de recomendación para así tratar de seguir pelando la pava hasta el final de los tiempos, no haremos nada, mirar las musarañas, cambiar de peinado de vez en cuando, tener perros pequeños, conocer más hermanos maravillosos, pasar el rato, eso esperamos o creemos, somos buenos.
Estas películas del clásico Jólivud siempre acaban bien, solo hay que aguantar hasta el final, todo esfuerzo tiene su merecido reconocimiento. En definitiva, un cuento de hadas edificante y lleno de grandes enseñanzas y enormes moralejas enriquecedoras para el alma humana.
Nota: Wilder conocía muy bien a su público, el de antes y el de ahora, a la raza humana entera, sabía lo que les gustan las verdades como puños, las historias sinceras y auténticas, la vida en sí misma, sin edulcorantes, qué bonita, y eso es lo que les/nos da/ba a todas horas, y por ello le fue tan bien y tanto se le añora y quiere.
Cierre casi perfecto, ella tampoco ha quedado tan mal como pueda parecer, en París y hasta es posible que, dependiendo de posibles acuerdos futuros carnales/comerciales y, sobre todo, de la generosidad del hermano más estupendo que, una vez ganado por goleada el encuentro, estará más relajado y hará probablemente algún obsequio, quizás piso y algún dinero como dijo en su momento, lo que ella tanto quería, más o menos, o no tanto, cuarto y mitad, no consiguió boda, sí mucho entretenimiento y las mejores cartas de recomendación para así tratar de seguir pelando la pava hasta el final de los tiempos, no haremos nada, mirar las musarañas, cambiar de peinado de vez en cuando, tener perros pequeños, conocer más hermanos maravillosos, pasar el rato, eso esperamos o creemos, somos buenos.
Estas películas del clásico Jólivud siempre acaban bien, solo hay que aguantar hasta el final, todo esfuerzo tiene su merecido reconocimiento. En definitiva, un cuento de hadas edificante y lleno de grandes enseñanzas y enormes moralejas enriquecedoras para el alma humana.
Nota: Wilder conocía muy bien a su público, el de antes y el de ahora, a la raza humana entera, sabía lo que les gustan las verdades como puños, las historias sinceras y auténticas, la vida en sí misma, sin edulcorantes, qué bonita, y eso es lo que les/nos da/ba a todas horas, y por ello le fue tan bien y tanto se le añora y quiere.