Una madre a la que le cabe toda la humanidad. Grande como un imperio. La Mujer.
Costumbrismo tragicómico bien administrado y dosificado. De una anécdota irrelevante (negra y poco original) sale una película interesante y valiosa.
El asunto es Carmina, que ella se recree, que su inmensa fuerza y verdad nos invada y conquiste. Y lo logra.
Narrada con buen pulso y soltura, midiendo bien los tiempos; de la lágrima a la risa y del esperpento al drama.
"Chochos colgones", porros sanadores y mucho "mi alma". Café y cigarrillos, muchos, todo el rato, sin parar de fumar.
Celebración de la vida. Mirada sabia y distanciada sobre el espectáculo de (sobre)vivir.
La mujer como centro y esencia del mundo, de ella emana todo. Las mujeres como red de apoyo y comunicación; creadoras de un universo particular, con sus leyes, su lenguaje secreto y su "teatro". Lo femenino como lugar, donde la información se adensa y expande, donde nos refugiamos todos, donde nos enfrentamos con la muerte, la soledad y el dolor. Las mujeres también como brujas, con sus pócimas, encantamientos y maldiciones. La casa como lugar decisivo, centro de operaciones y cónclave; lo doméstico a la máxima potencia. El diálogo y la conversación, el escucharse y el consejo; la lucha y la miseria.
Se reivindica lo feo, pobre y "vencido"; la exaltación de la derrota y el salir adelante cómo sea, sin quejarse, con la cabeza alta, con un humor a prueba de bombas, pragmatismo y sentido común, la picaresca como forma de vida.
El lenguaje destripado y homenajeado. La mil distintas formas de decir "hijo de puta", con sus infinitas entonaciones y matices.
Buena película. Y podría ser más; queda la sensación de que Paco León guarda todavía mucho dentro, le queda terminar de despojarse de la pesada carga televisiva-humorística (digresiones/sketches brillantes y graciosos pero forzados, que rompen el ritmo y disminuyen la credibilidad de la historia) que arrastra (la deuda con la fama y el éxito) y forzar más las cosas, ir más hacia De Sica o Ferreri; está Almodóvar, pero le falta incidir más en lo negro, en Azcona y el Berlanga primero; profundizar en lo fúnebre y satírico, ser más cinematográfico y narrativo, menos coyuntural y anecdótico, alzar el vuelo y arriesgar más, ya se verá, de momento va por un inmejorable camino.