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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
7
Thriller. Acción. Romance El joven y solitario Clarence (Christian Slater) celebra su cumpleaños como de costumbre, viendo películas de kung-fu en un destartalado cine de Detroit. Estando en la sala conoce a Alabama (Patricia Arquette), una rubia explosiva con la que tiene una noche de pasión. Ella, en realidad, es una prostituta pagada por el mejor amigo de Clarence como regalo de cumpleaños. A pesar de ello, Clarence decide alejarla de la prostitución, pero ... [+]
19 de diciembre de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor película de Tarantino no la dirigió él. Su Doctor Zhivago.
Los primeros quince minutos, especialmente, son asombrosos. Están llenos de pequeños milagros y gracias, mucha cultura asimilada, tamizada, filtrada por una gran inteligencia cinematográfica, un malévolo y juguetón alquimista que convierte el escombro en gloria, el barro en oro.
El sueño húmedo de cualquier adolescente pajillero (o no) y friki; llevarse a la chica (la narradora primera, la puta buena, como en Dostoievski, Crimen y castigo, la Alabama de Florida rescatada del infierno frío de Detroit por este Orfeo hortera, puñetero, hermoso, que se deja el carnet en el lugar del crimen o casa de los horrores del hijo de apaches y perro loco Oldman, como Torrente, azar tonto que se repite como las migas de Pulgarcito que va dejando las pistas más evidentes por el camino para que siga el juego, que no decaiga la tremenda fiesta, como la nota en la casa del padre o Pitt o la maleta con el dinero debajo de la cama; la realidad entera como la visión alucinada del perturbado zangolotino o más bien vista a través de los ojos inocentes y bravos de la chica perfecta, tan amorosa como fiel y sincera y valiente y generosa y siempre dispuesta para el sexo y para todo) luchando contra dragones, ahíto de muerte y con dos cojones.
Que la redimas y protejas (porque de eso se trata el amor verdadero, que es para siempre, imperecedero, saber que no hay ninguna duda al respecto, es un absoluto, da claridad, fuerza, seguridad y certeza, es la idea primera, suprema, en la que todas las demás se reflejan, porque es muy superior a la muerte, no tiembla ni vacila ante ella, está muy por encima, siempre queda, polvo enamorado que es el origen de todo, donde la fuente tiene su manida), que esté muy buena (un bombón; el cuerpo es el espejo del alma) y que tú sueltes tus grandes frases (aprendidas en tantas películas deglutidas a lo bestia); eres genial, eres genial. Que la princesa de la boca de fresa te idolatre, que seas su salvador y Dios único y verdadero. Que Elvis te patrocine y que nadie te tosa.
Eres un pobre don nadie que ha podido, lo ha conseguido. Dios existe.
El guion es prodigioso, más allá de excesos y chorradas varias, es un poema con rima, mucha, a poco que te fijas; Sonny Chiba, huele a podrido en Dinamarca, Pitt, Presley, el amor más puro, los interrogatorios (el hermano prematuramente fallecido de Sean Penn y Sizemore en pleno apogeo), la droga y la pasta, la tortura y la resistencia, temas que van en parejas, se repiten los ecos, las alusiones, los motivos, las escenas, está lleno de gracias, de referencias, de juegos, de películas, de cine, de nombres, de bromas. Es Tarantino, menudo elemento, obviamente, su álter ego de jovencito; terco, obsesivo, loco, majadero, repelente, pedante, charlatán, insufrible, pelma, cansino. Todo lo que le rodea es vaho, no tiene peso, es lo que el chaval despierto sueña y se refleja en los ojos de su amada, un sueño en movimiento, imagina y va recreando, es Travis Bickle y el Quijote, el máximo idealismo caballeresco, Ghost Dog y toda la tradición más arrabalera, marginal, de aventuras, violencia y barbarie, de la subcultura popular, es Río Bravo, El cazador, Mad Max y El bueno, el feo y el malo, películas viriles, bonitas, brutas, épicas, guerreras, exaltantes, juveniles, no las porquerías oligofrénicas que premian en los Óscar.
Patricia Arquette sabe a chocolate y los sicilanos son negros enmascarados (otra escena fundacional; de esta película han bebido muchas otras), ópera Delibes mediante, el tío abuelo del Delibes español, Miguel, ese santo inocente, y Hooper resucita en esta película mientras muere, Rapaport lo borda, Pitt se droga y vende (el delator como de John Ford), Bronson Pinchot se baña en nieve y hay un duelo a tres bandas que quedará para siempre (el mundo del cine es igual a la mafia que es idéntica a la policía, la tríada del absoluto mal).
Es una película que si eres un zagal cuando la ves, duele más, más que a los persas o las personas hechas y derechas, que son peores (mucho más imperfectos, indiferentes y egoístas y marcianos y feroces), es un cine, cierto tipo de arte, no muy habitual, alado, que está hecho para escaparse dentro de él, para soñadores e idealistas con deseos sanos pero un poco ensimismados y trastornados también, para solitarios y desarreglados, es suave y enternecedor en el fondo, no muy normal, te permite un refugio, como decía la Garbo en Cristina de Suecia, es un mundo hecho a tu medida, te acoge y da calor, el problema es que pasa el tiempo, los sueños no se cumplen, la realidad se impone y el encanto desaparece, pero esta película resiste en algunos aspectos, en su humor, su inteligencia, su ternura, su gracia, su imaginación, su escritura, y ella y la buena música (esa banda sonora de Hans Zimmer con ese tema tan querido y repetido y utilizado por tantos después) y Gandolfini tan terrible que asomaba el hocico y Walken de ojos azules, no negros, y hasta el doblaje es fabuloso, rara cosa.
Los héroes del cómic.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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