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Voto de Ferdydurke:
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Bélico
Un submarino alemán de la Segunda Guerra Mundial es el escenario en el que un grupo de jóvenes soldados, dispuesto a defender su patria, tendrá que someterse a una dura convivencia, tras descubrir que han sido enviados a realizar una misión probablemente suicida. (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2022
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fanfarrones y falsos. Zafarrancho de combate. Hongos y moho. Malditos ingleses.
Trata de separar la ideología del grupo, que mucho los queramos, que nos identifiquemos con ellos, son el pueblo alemán, nada tienen que ver con los gerifaltes o altos cargos, en verdad no son nazis, Hitler, Goering y el chaval de las juventudes, ese petimetre, el estirado con el palo de la escoba metido en el culo, ridículo, son los únicos y exclusivos, el resto apolíticos, pulcros, puros, sábana bandera blanca, nos fumamos la pipa de la paz, por eso resulta una travesía un tanto absurda, Nautilus, teatral, casi existencial, agónica, maldita, escuadrón hacia la muerte, pelean por nada, pelean por su vida, por la patria, ese ente o fantasma, premisa de sentido vaciada, concepto tonto, simple punto de partida, Ionesco, Sastre o Sartre, pelean contra un enemigo imaginario y al que odian en abstracto, son unos críos lanzados al abismo, niños de teta, si mi mamá me viera (flipaba, ya no estoy bajo sus faldas), como aquel personaje de Bresson que se escapaba dijera, inocentes y buenos, no han roto un plato los pobres cabrones, se comen los mocos y los jefes del submarino, como los de El cazador (ese principio algo me suena) o los de Platoon, ya no creen en nada, están de vuelta, de pasada, apenas casi ni en la pura supervivencia, están cansados de una guerra que no entienden, de la certeza de estar mandados por unos cafres y tarados, criminales y facinerosos, en el lado equivocado, el que ese sea.
El capitán es un héroe, un prohombre moral, justo, santo laico, comprensivo, atractivo, seco, claro, rotundo, buen compañero, leal y fiero, y el resto poco más o menos, nadie peca y el que lo hace, raro/poco, rápidamente se recompone y redime, cuanto antes, castos varones todos.
El rival, como ya apuntamos más arriba, es un vago espectro, espejismo, luchan contra sombras, contra sí mismos, están escindidos, rotos por dentro y por fuera, una ilusión concreta, balas de fogueo. El líquido amniótico de este feto es purulento, el campo de batalla es la ponzoñosa agua, más bien en verdad el averno, el inframundo, el originario limo, el subsuelo, la zona abisal donde viven los monstruos, lo ciego, todo lo que da más miedo, el inconsciente pavoroso.
Es una pesadilla aterradora, claustrofóbica, angustiosa, sudorosa, hambrienta, cargada de dióxido de carbono, la santa compaña, son muertos vivientes, piratas del no caribe, aquelarre, Poe, un ataúd viviente, sarcófago salado, tumba ambulante, enterrados en vida de cuerpo maloliente, los otros de verdad de Amenábar, el Kursk, viven en el negro limbo, están pagando los pecados alemanes, los intereses y la hipoteca con el euribor, la monstruosa inflación, son Jesucritos reduplicados condenados, Sísifo hasta el infinito, el viaje, claro, como siempre, a ninguna parte, esperando la carroza y la nada, a nadie, a ese, es el fondo de la conciencia torturada que pena y calla, la película es una súplica, un ruego, una desesperada oración, una petición de perdón, redención, salvación, submundo, ese aparato milagroso albatros, la ciencia aplicada, es una culpa oscura, un pecado nefando, la ballena, Moby Dick, Leviatán.
Es un poema prosaico realista fantástico, una pintura de guerra, un pedo chusco, una polla con (muchas) ladillas.
Plana, convencional, correcta, no tan épica, más bien anodina, incierta gloria, hiedra que medra, otra.
Trata de separar la ideología del grupo, que mucho los queramos, que nos identifiquemos con ellos, son el pueblo alemán, nada tienen que ver con los gerifaltes o altos cargos, en verdad no son nazis, Hitler, Goering y el chaval de las juventudes, ese petimetre, el estirado con el palo de la escoba metido en el culo, ridículo, son los únicos y exclusivos, el resto apolíticos, pulcros, puros, sábana bandera blanca, nos fumamos la pipa de la paz, por eso resulta una travesía un tanto absurda, Nautilus, teatral, casi existencial, agónica, maldita, escuadrón hacia la muerte, pelean por nada, pelean por su vida, por la patria, ese ente o fantasma, premisa de sentido vaciada, concepto tonto, simple punto de partida, Ionesco, Sastre o Sartre, pelean contra un enemigo imaginario y al que odian en abstracto, son unos críos lanzados al abismo, niños de teta, si mi mamá me viera (flipaba, ya no estoy bajo sus faldas), como aquel personaje de Bresson que se escapaba dijera, inocentes y buenos, no han roto un plato los pobres cabrones, se comen los mocos y los jefes del submarino, como los de El cazador (ese principio algo me suena) o los de Platoon, ya no creen en nada, están de vuelta, de pasada, apenas casi ni en la pura supervivencia, están cansados de una guerra que no entienden, de la certeza de estar mandados por unos cafres y tarados, criminales y facinerosos, en el lado equivocado, el que ese sea.
El capitán es un héroe, un prohombre moral, justo, santo laico, comprensivo, atractivo, seco, claro, rotundo, buen compañero, leal y fiero, y el resto poco más o menos, nadie peca y el que lo hace, raro/poco, rápidamente se recompone y redime, cuanto antes, castos varones todos.
El rival, como ya apuntamos más arriba, es un vago espectro, espejismo, luchan contra sombras, contra sí mismos, están escindidos, rotos por dentro y por fuera, una ilusión concreta, balas de fogueo. El líquido amniótico de este feto es purulento, el campo de batalla es la ponzoñosa agua, más bien en verdad el averno, el inframundo, el originario limo, el subsuelo, la zona abisal donde viven los monstruos, lo ciego, todo lo que da más miedo, el inconsciente pavoroso.
Es una pesadilla aterradora, claustrofóbica, angustiosa, sudorosa, hambrienta, cargada de dióxido de carbono, la santa compaña, son muertos vivientes, piratas del no caribe, aquelarre, Poe, un ataúd viviente, sarcófago salado, tumba ambulante, enterrados en vida de cuerpo maloliente, los otros de verdad de Amenábar, el Kursk, viven en el negro limbo, están pagando los pecados alemanes, los intereses y la hipoteca con el euribor, la monstruosa inflación, son Jesucritos reduplicados condenados, Sísifo hasta el infinito, el viaje, claro, como siempre, a ninguna parte, esperando la carroza y la nada, a nadie, a ese, es el fondo de la conciencia torturada que pena y calla, la película es una súplica, un ruego, una desesperada oración, una petición de perdón, redención, salvación, submundo, ese aparato milagroso albatros, la ciencia aplicada, es una culpa oscura, un pecado nefando, la ballena, Moby Dick, Leviatán.
Es un poema prosaico realista fantástico, una pintura de guerra, un pedo chusco, una polla con (muchas) ladillas.
Plana, convencional, correcta, no tan épica, más bien anodina, incierta gloria, hiedra que medra, otra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y al final mueren, muchos, corderos degollados sacrificados, cómo no, eran los buenos, pero eran también los malos al mismo tiempo, pecado original, expulsados del paraíso, héroes trágicos, el fatum, como ese personaje arquetípico de película mala/buena americana que ha sido habitualmente, hasta la fecha, en el pasado más cercano, vil y mezquino o muy traidor, y que ahora se pone/apunta al lado de la luz y, sin embargo, la espicha, demasiado tarde, a buenas horas, mangas verdes, estaba marcado/manchado, igual que pasa aquí, además, para mayor acabose, el capitán Cousteau, como edipo, había visto ya mucho, no podía ni quería seguir, prefirió las máquinas por fin mandarlas/dejarlas parar, dejar de resistir contra viento y marea, de aquella manera ofrecerse en holocausto, como Stefan Zweig, Max Cady, Ahab.
Quizás para este viaje no eran necesarias tantas alforjas.
Pasando por Vigo, no podía acabar bien, de ninguna manera. Estaba cantado. España deja huella. En el alma indelebles surcos.
El segundo de abordo es Dean Stanton algo joven, lo amo. El chaval de las fotos del pánico es Kinski tal vez algo menos loco malo, de refilón, sin cejas, depilado. Y alguno por ahí es como Shia LaBeouf.
Y se echa de menos Lili Marleene, sin quitar mérito ninguno a la canción española cantada por una chilena que por allí suena, la paloma, lo mejor de cada casa.
En una película de jólivud, (casi) siempre, los buenos ganan. En una película de jólivud, siempre, los nazis mueren, pagan. Aquí ganan y mueren. Seis nominaciones a los Óscar. Éxito asegurado. La física cuántica aplicada al cine.
Directo's cut.
El puente sobre el río Kwai no está nada mal.
Quizás para este viaje no eran necesarias tantas alforjas.
Pasando por Vigo, no podía acabar bien, de ninguna manera. Estaba cantado. España deja huella. En el alma indelebles surcos.
El segundo de abordo es Dean Stanton algo joven, lo amo. El chaval de las fotos del pánico es Kinski tal vez algo menos loco malo, de refilón, sin cejas, depilado. Y alguno por ahí es como Shia LaBeouf.
Y se echa de menos Lili Marleene, sin quitar mérito ninguno a la canción española cantada por una chilena que por allí suena, la paloma, lo mejor de cada casa.
En una película de jólivud, (casi) siempre, los buenos ganan. En una película de jólivud, siempre, los nazis mueren, pagan. Aquí ganan y mueren. Seis nominaciones a los Óscar. Éxito asegurado. La física cuántica aplicada al cine.
Directo's cut.
El puente sobre el río Kwai no está nada mal.