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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
8
Aventuras. Drama Japón, Siglo XVI. Una aldea de campesinos indefensos es repetidamente atacada y saqueada por una banda de forajidos. Aconsejados por el anciano de la aldea, unos aldeanos acuden a la ciudad con el objetivo de contratar a un grupo de samuráis para protegerlos. A pesar de que el único salario es comida y techo, varios samuráis se van incorporando uno a uno al singular grupo que finalmente se dirige a la aldea. (FILMAFFINITY)
17 de agosto de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una puta maravilla. No apta para blandengues, gente sin sangre, seres impacientes. Droga demasiado pura, puede provocar grandes intoxicaciones o sobredosis si tienes demasiado acostumbrado el cuerpo, y la pobre mente, a sustancias mezcladas a lo que salga, con todo, tiza o matarratas, por ejemplo. Maratón hermoso. Qué pena que no ganaran la segunda gran guerra los japoneses, ellos tenían que haber tirado todas las bombas malas llenas de hongos pavorosos, otros gallos nos cantarían o hubieran cantado más orgullosos, andaríamos más firmes, rectos como velas, sin tantas idioteces ni majaderías, sin tanta superflua tontería, esta película sería la gema, el padre padrone, el acabose, capo di tutti, no la otra/broma americana que hicieron años más tarde, la de Sturges, ese juguete inofensivo, juego de niños en comparación con este feroz monumento, catedral mayestática/majestuosa, pétrea, rocosa, serena, esencial, generosa, genealogía, pedregosa, con olor a tierra y hierba, prodigiosa, pantagruélica, fenomenológica.
Es antropología y lírica, retrato objetivo y furioso romanticismo, ensayo y épica, cantar de gesta de mucha contienda llena, rapiña, guerra de guerrillas bestias, poesía y carnicería, amor y espanto, hambre y gloria, risa y tragedia, compendio, suma, amalgama, viaje, destilado, primitiva belleza, pionera, colosal y sencilla.
Brutalidad tierna tan nipona, payasos/caricatos, como niños, haciendo la guerra, kamikazes.
Tan serios y verdaderos como inocentes y siniestros. Tan puros como tremendos.
Hay que amarlos y envidiarlos, a veces. Unos fenómenos.
Una pescadilla que se muerde la cola en un lugar sin ley, donde el magistrado que se supone que imparte justicia, esa es otra, nunca llega, en vano se le espera, o lo hace siempre demasiado tarde, cuando ya no hace ninguna falta su ridícula presencia, mangas verdes, a buenas horas. No hay salida. Los samuráis y los bandidos son las dos caras de la misma moneda, mercenarios, asesinos a sueldo, vendidos al mejor postor, señores de la guerra, despiadados, saqueadores, de hecho, hace nada los campesinos tuvieron que luchar contra los primeros y ahora han conseguido que les ayuden/defiendan a cambio de alojamiento y comida, una buena obra, en resumen, toda esa jarca de facinerosos/rufianes es la que ha provocado que esas pobres gentes de tierra tan adentro, perdido el sendero, los muertos de hambre, se hayan completamente degradado, ya subhumanos, hayan perdido toda la dignidad, sus valores, la decencia, la hombría, la bizarría, todos los cojones, gallinas, se hayan transformado en sabandijas/comadrejas, miedosos, corrompidos, prostituidos, han permitido que les quiten todo delante de sus humilladas narices, las cosechas, las mujeres, el dinero si lo hubiera, el alma, la vergüenza, ya solo les queda nada más que negra miseria (esa pobre vieja pidiendo eutanasia) y la más pura y abyecta supervivencia, esa crueldad que llamamos vida. Los que ahora les liberan, en otras circunstancias más adversas, el azar pone las reglas y allá te pudras, sálvese quien pueda, les hubieran mandado a la mismísima mierda o tumba, que nos da lo mismo, es sinónimo, del mismo dios todos hijos.
Y Kikuchiyo/Mifune como bisagra entre los dos mundos/condiciones, el desclasado, hijo de campesinos que se ha vuelto guerrero y desprecia a los suyos, su origen, porque los ama/conoce demasiado, sangre de su sangre, y los quiere redimir, mejorar, elevar/alzar del suelo, que dejen de reptar de una buena vez como si fueran sabañones.
Y una historia de amor para que no falte de nada, real, compleja, de verdad, el joven virginal y la chica ofrendada y tan desesperada más el padre cazurro que defiende lo suyo y la naturaleza que se abre paso y llegan las funestas consecuencias o no tanto.*
La violencia en estado puro, sin afeites, salvaje, exacta, ni se exagera ni se censura, ni espectáculo vacuo, ni gazmoñería boba.
Y bellos encuadres y grandes actores y ese ritmo de metrónomo fabulosamente moroso, las películas deberían durar días enteros, eternidades prietas, no ha lugar a los flojos o ansiosos, la muerte llega para todos, primorosamente necesario, el que da la verdadera medida, el alcance de la grandeza de esta obra infinita, madre de todas las guerras pasadas y futuras, parada y fonda. Viva.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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