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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
5
Comedia A José lo envía la ETT a un pabellón industrial de las afueras de Madrid para trabajar en la grabación de una gala especial de Nochevieja. Cientos de figurantes como él llevan semana y media encerrados y desesperados mientras fingen celebrar con alegría la falsa venida del Año Nuevo. Alphonso, la estrella musical, es capaz de todo para asegurarse que su actuación tendrá la máxima audiencia. Adanne, su antagonista, joven cantante latino, ... [+]
27 de octubre de 2015
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Álex es un hombre de buenas intenciones. Siempre le ha gustado meter el dedo en la llaga, buscar en la cultura popular, en la representación más vulgar y cotidiana el lado oscuro de la fuerza, el envés traicionero y miserable de todo. Poner el foco allá donde nadie mira, por su ordinariez y poco prestigio, para que se puedan ver todas las cucarachas corriendo, procreando, luchando por sobrevivir. Y a partir de ahí, tratar de llegar más arriba, que esa base chusca y cutre le sirva de trampolín, de impulso, para así poder derramar todas las aguas fecales de la sociedad encima del incauto espectador, no solo las especialmente fétidas de la lumpentelevisión. Clamar a quien le quiera oír que todo es farsa y esperpento, horror, que a poco que te fijes, detrás de la sonrisa más estupenda, asoma la negrura más espantosa, una gusanera. Que la realidad no es más que fachada, pobre, patética, ridícula, tras la que se esconde una verdad larvada y fúnebre, un retablo de figuras demoníacas, hambrientas de carne humana. Que solo somos bestias, aparentemente civilizados, en verdad un saco de vísceras salvajes y estúpidas, feas y primitivas, que si se nos rasca un poco, aparece el esqueleto, la calavera, la puta muerte. Vamos, la descojonación. El imperio austrohúngaro. Poco más o menos.
Y, para no asustar demasiado ni ahuyentar al personal, todo filtrado por un humor de brocha gorda y un ajetreo constante; por una mirada adolescente, gamberrismo naíf, sin desasnar. Por eso de entretener y no molestar demasiado, para poder llegar a fin de mes y tener algo que comer. O porque no hay más o la cosa no da de sí.
Pero claro, con la intención no vale. Hay que ver el resultado. Y ahí solemos tener problemas. Nos suele pasar que nada más comenzar, se nos caen los personajes y la trama a pedazos y ya no sabemos qué cojones hacer, ni hablar de cómo terminar.
Aquí igual o también. Un comienzo prometedor y atronador (el gran Jimmy Barnatán en la sombra). Unas buenas risas y esperanzas. Y en eso que te descuidas un momento y ya no hay película. Falta más de una hora de metraje y ya no se tiene nada que contar. Lo que reste será una agonía, una idiotez, un engendro. Un guion chapucero y una historia obtusa. Aguantar el tirón como sea. Rezar. Tratar de marear al espectador para que no se dé cuenta de que no tienes ni la más puta idea de cómo hacer para casar eso que has montado, para rematar o concluir esa absurda premisa, que el brillante inicio tenga su cabal recorrido y su final feliz.
Pues eso. Buenas ideas reducidas a cenizas.
Si somos benévolos, que ya toca (nos tira la amargura y hay que aflojar de vez en cuando, por caridad, para variar), habrá que agarrarse como a un clavo ardiendo a la sátira, al meneo general, a las buenas actrices (Blanca, Terele, hasta la Bang no está tan mal, que Dios me perdone tanta herejía), a Peponcito..., al ph, a ciertas guarradas y maldades, a lo que sea, a casi todo. Menos a ese final sin final, tan penoso.
Ferdydurke
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