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Voto de Ferdydurke:
6
2008
Alan Ball (Creador), Michael Lehmann ...
6,8
26.856
Serie de TV. Fantástico. Drama. Intriga
Serie de TV (2008-2014). 7 temporadas. 80 episodios. En un pueblo de Lousiana, una serie de brutales asesinatos hace peligrar la convivencia entre vampiros y seres humanos, que hasta entonces había sido pacífica gracias a una bebida japonesa hecha de sangre sintética. Sin embargo, algunos vampiros estaban descontentos porque preferían seguir alimentándose de sangre humana; pero también había hombres que no estaban satisfechos con esta ... [+]
5 de mayo de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Epopeya con alma de culebrón desaforadamente sangriento. Una soap opera espesa y disparatada: espachurrada, rasgada y dividida entre una ironía feroz y sanamente juguetona y un conservadurismo cursi y sensiblero, del barroquismo más iconoclasta y sincrético al empalago más tópico y banal, mitad celebración carnavalera mitad bodrio blandengue, un romanticismo aguado y una fiesta dionisíaca, brutalmente teen, como un pase de modelos zombis, muy guapos y muy cargantes, todos. Humor liberador y melodramón felón.
Lastrada por el protagonismo excesivo, delirante, de la Lolita de mercadillo, tan atractiva como insufrible, Sooky Stackhouse, por las inenarrables, y cansinas y absurdas y pringosas, tribulaciones de esta niña consentida, como si tuviese seis años, que se empeña obsesivamente en que todo gire alrededor de ella, convirtiendo la barbarie, el sarcasmo y el extremo en un almibarado juego de muñecas, como una adolescente pelma, con alma de groupie, lecturas de Corín Tellado y rifirrafes amorosos dignos de la Superpop, provocando que vampiros milenarios, hombres lobo apabullantes y seres abismales de todo tipo, con miles de muertos a sus espaldas y el mal como bandera, parezcan patosos niñatos, con acné, pajilleros a medio terminar que babean ante la visión de esta Mari Pili pertinaz (como la sequía) y puñetera, llorosa y metomentodo, una hada con ardor de medio pelo, moralista a todas horas, siempre pasando consulta sentimental y con más consejos y discursos que un político español después de saquear un (su) país de arriba abajo. Intrépida pardilla metida a bocajarro en todos los asuntos, pasiva agresiva, egocéntrica, manipuladora y buena, sí, muy buena, con esa generosidad y honradez de colegio de monjas, hipócrita y empachosa. Una colegiala en medio de una lucha de gigantes. Vale, basta, ya pasó.
Esta serie es, también, una enciclopedia de seres fantásticos; una abigarrada y apretujada amalgama de mitos, tradiciones, leyendas, supersticiones, inventos, mamarrachadas, esoterismos, brujerías, santerías, espíritus, demonios, hadas, hombres lobo, mujeres pantera, cambiantes... y un larguísimo etcétera de ocurrencias y divertido aquelarre imaginativo, que bordea/evita la religión con habilidad (aunque también aparece en forma de cura redentor), pagano y tortuosamente erótico, salvajemente superficial, frívolamente enjundioso, preñado de sano espíritu festivo y cachonda libertad.
Un tono satírico, revulsivo, suavemente "contracultural"; una especie de mirada convencionalmente "progresista", ideológica, que arremete contra prejuicios sexistas, homófobos, racistas y monsergas reaccionarias de todo tipo, que cuestiona familias, instituciones e ideales con cierta gracia y mansura, y que se ve constreñida, atada, castrada por un inquebrantable afán comercial, por unas desenfrenadas ganas de agradar a un publico más atento a los devaneos del corazón y los abundantes polvos que a las cargas de profundidad. De ahí ese tono general contradictorio, domesticado, amaestrado, que alterna opuestos en convivencia histérica y un tanto chapucera.
Humor y sexo. O las dos caras de la misma moneda, se suelen mezclar en escenas descacharrantes, por exageradas y gamberras. Se utilizan como sal en herida, lo mismo que la sangre, son más grados de alcohol para esta bebida que de lo contrario quedaría en agua con azúcar o de algunas borrajas, que corre el riesgo muchas veces de parecer limonada en un cumpleaños de niños tras haber recibido la primera comunión. Mordiscos, transfusiones de todo tipo, muertes generosas, tumbas y ciertos cinismos verbales salvan el conjunto, lo acercan más a Poe y menos a la sombra tan alargada y ominosa de "Crepúsculo.
Lastrada por el protagonismo excesivo, delirante, de la Lolita de mercadillo, tan atractiva como insufrible, Sooky Stackhouse, por las inenarrables, y cansinas y absurdas y pringosas, tribulaciones de esta niña consentida, como si tuviese seis años, que se empeña obsesivamente en que todo gire alrededor de ella, convirtiendo la barbarie, el sarcasmo y el extremo en un almibarado juego de muñecas, como una adolescente pelma, con alma de groupie, lecturas de Corín Tellado y rifirrafes amorosos dignos de la Superpop, provocando que vampiros milenarios, hombres lobo apabullantes y seres abismales de todo tipo, con miles de muertos a sus espaldas y el mal como bandera, parezcan patosos niñatos, con acné, pajilleros a medio terminar que babean ante la visión de esta Mari Pili pertinaz (como la sequía) y puñetera, llorosa y metomentodo, una hada con ardor de medio pelo, moralista a todas horas, siempre pasando consulta sentimental y con más consejos y discursos que un político español después de saquear un (su) país de arriba abajo. Intrépida pardilla metida a bocajarro en todos los asuntos, pasiva agresiva, egocéntrica, manipuladora y buena, sí, muy buena, con esa generosidad y honradez de colegio de monjas, hipócrita y empachosa. Una colegiala en medio de una lucha de gigantes. Vale, basta, ya pasó.
Esta serie es, también, una enciclopedia de seres fantásticos; una abigarrada y apretujada amalgama de mitos, tradiciones, leyendas, supersticiones, inventos, mamarrachadas, esoterismos, brujerías, santerías, espíritus, demonios, hadas, hombres lobo, mujeres pantera, cambiantes... y un larguísimo etcétera de ocurrencias y divertido aquelarre imaginativo, que bordea/evita la religión con habilidad (aunque también aparece en forma de cura redentor), pagano y tortuosamente erótico, salvajemente superficial, frívolamente enjundioso, preñado de sano espíritu festivo y cachonda libertad.
Un tono satírico, revulsivo, suavemente "contracultural"; una especie de mirada convencionalmente "progresista", ideológica, que arremete contra prejuicios sexistas, homófobos, racistas y monsergas reaccionarias de todo tipo, que cuestiona familias, instituciones e ideales con cierta gracia y mansura, y que se ve constreñida, atada, castrada por un inquebrantable afán comercial, por unas desenfrenadas ganas de agradar a un publico más atento a los devaneos del corazón y los abundantes polvos que a las cargas de profundidad. De ahí ese tono general contradictorio, domesticado, amaestrado, que alterna opuestos en convivencia histérica y un tanto chapucera.
Humor y sexo. O las dos caras de la misma moneda, se suelen mezclar en escenas descacharrantes, por exageradas y gamberras. Se utilizan como sal en herida, lo mismo que la sangre, son más grados de alcohol para esta bebida que de lo contrario quedaría en agua con azúcar o de algunas borrajas, que corre el riesgo muchas veces de parecer limonada en un cumpleaños de niños tras haber recibido la primera comunión. Mordiscos, transfusiones de todo tipo, muertes generosas, tumbas y ciertos cinismos verbales salvan el conjunto, lo acercan más a Poe y menos a la sombra tan alargada y ominosa de "Crepúsculo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En el epílogo, en los últimos cinco minutos, está todo, la esencia de esta serie: vemos la acidez humorística a través de la explotación de la nueva sangre por parte de Eric y Pam, y padecemos una merendola ultra feliz, increíblemente Camp y adocenada; juntos todos comiendo perdices tan felices, vampiros, hadas, familias numerosas, homosexuales amorosos... celebrando la vida con recta promiscuidad, como debieron hacer poco más o menos los santos pioneros muchos siglos atrás.
Antes, se habían "cargado" a "Vampiro Bill", un pelma absoluto también, no lo vamos a negar, pero casi lo mejor, el único un poco sombrío y adulto que soporta con garbo todos los capítulos en pie, aguantando el tipo ante tanta afrenta y caprichos destemplados, que casi más parece el director de un colegio de primaria que un muerto en vida en condiciones, más preocupado por repartir piruletas que por dar mordiscos a modo.
Y no quiero olvidarme de la bella y mala leche de Tara (otra que mataron a traición estos guionistas del montón), del mucho sexo del simpático tarambana de Jason, de las sentencias de Pam, del tipazo de Eric, de las muchas buenorras y macizorros, de las abundantes carnes morenas que tanto me aprietan y ensalzan, de rubias fogosas, tetas operadas, músculos anabolizados, caras pétreas, canalillos, paquetones y demás charcutería carnal tan necesaria para elevar la moral de todo el personal; esa turbiedad multisexual tan maja y, reconozcámoslo o no, el cebo evidente de este folletín tan representativo de nuestros tiempos farragosos, espurios, descafeinados y descreídos.
Antes, se habían "cargado" a "Vampiro Bill", un pelma absoluto también, no lo vamos a negar, pero casi lo mejor, el único un poco sombrío y adulto que soporta con garbo todos los capítulos en pie, aguantando el tipo ante tanta afrenta y caprichos destemplados, que casi más parece el director de un colegio de primaria que un muerto en vida en condiciones, más preocupado por repartir piruletas que por dar mordiscos a modo.
Y no quiero olvidarme de la bella y mala leche de Tara (otra que mataron a traición estos guionistas del montón), del mucho sexo del simpático tarambana de Jason, de las sentencias de Pam, del tipazo de Eric, de las muchas buenorras y macizorros, de las abundantes carnes morenas que tanto me aprietan y ensalzan, de rubias fogosas, tetas operadas, músculos anabolizados, caras pétreas, canalillos, paquetones y demás charcutería carnal tan necesaria para elevar la moral de todo el personal; esa turbiedad multisexual tan maja y, reconozcámoslo o no, el cebo evidente de este folletín tan representativo de nuestros tiempos farragosos, espurios, descafeinados y descreídos.