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Voto de Ferdydurke:
3
6,7
9.574
Drama
Michael Collins (1890-1922) fue un líder revolucionario irlandés que luchó encarnizadamente contra la ocupación inglesa de su patria. Con sus jóvenes pistoleros llevó a cabo una serie de sanguinarios atentados que generaron una no menos cruel represión. (FILMAFFINITY)
11 de julio de 2021
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Malcolm X. Enemigo a las puertas. Braveheart.
Cuerpo y látigo. Un patán místico.
Como película de aventuras o acción, la primera parte está bastante bien, similar a una de gánsteres bien llevada, Érase una vez en Irlanda, bandoleros con algunos ideales, juveniles, risueños, encantadores, juguetones, virginales; como ensayo o visión histórica, en cambio, es muy pobre, da bastante pena, apenas es nada, muy simplona y pueril, superficial y maniquea, doblemente, siempre con Michael Collins como referente enfrente, ese superhombre y enorme contrincante, con dos enemigos a muerte, el Imperio Británico como mal abismal e impersonal, el invasor, el diablo y ya está, para qué más, y, quizás todavía incluso peor, satán en persona, Valera como repugnante bicho viviente, cobarde, una sierpe, sibilino, traicionero, miserable, inútil, vanidoso, envidioso, vidrioso, medroso, moroso, errático, muy abominable.
Michael ama la violencia porque es el único, o por lo menos el más rápido y directo, modo de conseguir la paz duradera, el bien. Valera utiliza la paz porque desea que la violencia llegue cuanto antes, que a ser posible sea eterna, ama el mal, como chipirón en su americana salsa.
Cuerpo y látigo. Un patán místico.
Como película de aventuras o acción, la primera parte está bastante bien, similar a una de gánsteres bien llevada, Érase una vez en Irlanda, bandoleros con algunos ideales, juveniles, risueños, encantadores, juguetones, virginales; como ensayo o visión histórica, en cambio, es muy pobre, da bastante pena, apenas es nada, muy simplona y pueril, superficial y maniquea, doblemente, siempre con Michael Collins como referente enfrente, ese superhombre y enorme contrincante, con dos enemigos a muerte, el Imperio Británico como mal abismal e impersonal, el invasor, el diablo y ya está, para qué más, y, quizás todavía incluso peor, satán en persona, Valera como repugnante bicho viviente, cobarde, una sierpe, sibilino, traicionero, miserable, inútil, vanidoso, envidioso, vidrioso, medroso, moroso, errático, muy abominable.
Michael ama la violencia porque es el único, o por lo menos el más rápido y directo, modo de conseguir la paz duradera, el bien. Valera utiliza la paz porque desea que la violencia llegue cuanto antes, que a ser posible sea eterna, ama el mal, como chipirón en su americana salsa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Y como nefasto remate de todo, de la trama, de los hilos del argumento puestos por el ayuntamiento, Julia Roberts presente, con la que se trata de unir/juntar/casar malamente lo íntimo y lo público, el amor y la guerra, la pequeña intrahistoria con la más morrocotuda gran historia, toda esa parte o intento es realmente lamentable, innecesario, absurdo, artificial, poco creíble y bastante tonto o ridículo, ella quería a Michael, cómo no, desde el principio, por qué no me escribiste tú también cartas de amor desesperadas, gañán, pero bien que lo disimulaba con su amigo más querido hasta que aprovechó la ausencia de este como si fuera una vulgar ladrona muy a escondidas, a hurtadillas, para llevarse/gozar del que ella realmente deseaba desde siempre, en fin, corramos un velo muy tupido, que todo ese trayecto o periplo es muy lastimoso si además le sumas la amenaza latente de un bodorrio infame en lontananza, a última hora, menos mal que nos libramos por los pelos de semejante engendro.
La película es mala porque lo sacrifica todo a la carta del mito, al cantar de gesta del héroe romántico, a su gran calvario o martirio, camino de santidad, motivo principal/esencial por el cual queda todo como un erial, arrasado como por Atila y sus Hunos, se pierden de un plumazo el rigor, la verosimilitud, la profundidad y el sentido, solo podemos disfrutar de ciertas escenas y alguna sabiduría narrativa, el resto es pura banalidad amoral disfrazada de libertad, un folletón pirotécnico, fórmula consabida.
Hasta incluso el final está contado igual que tantas. Y ni siquiera se disimula la sonrojante moraleja. Murió por todos nosotros, como dios resucitado, encarnado, tan valiente, generoso, inteligente, visionario, humilde, leal, esforzado, amoroso, decidido, simpático, duro... y así hasta el infinito o hasta Innisfree por lo menos, eternamente sufriendo por todos nuestros grandes pecados, tantos.
Rickman se pasa varios pueblos, puro delirio, Lucifer se le queda pequeño. Lo contrario que "Juego de lágrimas" Rea, que está impecable, o los muy aceptables "Leyendas de pasión" Aidan Queen, "Match Point" Jonathan Rhys Meyers, "Tierra y libertad" Ian Hart, "Desvío al paraíso" Charles Dance, "El general" Brendan Gleeson, "Boardwalk Empire"o "La sombra del diablo".
¿De qué vivían, como se ganaban el sueldo, las habichuelas estos buenos hombres?, seguro que os preguntáis con ansiedad. Pues como revolucionarios profesionales, un bello oficio, lleno de raigambre y solera y hasta en algunos sonados casos de pingües beneficios repleto, echado a perder en nuestro feliz y democrático presente que ya no necesita nada de eso tan engorroso y molesto.
La película es mala porque lo sacrifica todo a la carta del mito, al cantar de gesta del héroe romántico, a su gran calvario o martirio, camino de santidad, motivo principal/esencial por el cual queda todo como un erial, arrasado como por Atila y sus Hunos, se pierden de un plumazo el rigor, la verosimilitud, la profundidad y el sentido, solo podemos disfrutar de ciertas escenas y alguna sabiduría narrativa, el resto es pura banalidad amoral disfrazada de libertad, un folletón pirotécnico, fórmula consabida.
Hasta incluso el final está contado igual que tantas. Y ni siquiera se disimula la sonrojante moraleja. Murió por todos nosotros, como dios resucitado, encarnado, tan valiente, generoso, inteligente, visionario, humilde, leal, esforzado, amoroso, decidido, simpático, duro... y así hasta el infinito o hasta Innisfree por lo menos, eternamente sufriendo por todos nuestros grandes pecados, tantos.
Rickman se pasa varios pueblos, puro delirio, Lucifer se le queda pequeño. Lo contrario que "Juego de lágrimas" Rea, que está impecable, o los muy aceptables "Leyendas de pasión" Aidan Queen, "Match Point" Jonathan Rhys Meyers, "Tierra y libertad" Ian Hart, "Desvío al paraíso" Charles Dance, "El general" Brendan Gleeson, "Boardwalk Empire"o "La sombra del diablo".
¿De qué vivían, como se ganaban el sueldo, las habichuelas estos buenos hombres?, seguro que os preguntáis con ansiedad. Pues como revolucionarios profesionales, un bello oficio, lleno de raigambre y solera y hasta en algunos sonados casos de pingües beneficios repleto, echado a perder en nuestro feliz y democrático presente que ya no necesita nada de eso tan engorroso y molesto.