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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
6
Romance. Drama En la puritana sociedad londinense de los años 50, Hester Collyer (Rachel Weisz), la esposa de un juez del Tribunal Supremo Sir William Collyer (Simon Russell Beale), lleva una vida privilegiada. Pero todo cambia cuando, para asombro de todos, decide dejar a su marido para irse a vivir con Freddie Page (Tom Hiddleston), un joven y apuesto ex piloto de la RAF del que ha caído profundamente enamorada. (FILMAFFINITY)
14 de febrero de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esteticismo a raudales y a bocajarro. Algarabía de planos hermosos, cámara elegante, fotografía cuidada, ambientación preciosista y mimada, interpretaciones precisas, afinidades pictóricas, violines como contrapunto, pasiones y desgarros desencadenados.
La historia es clásica, muy conocida y visitada: un triángulo eterno, el que da forma y protagoniza una dama inglesa en su juventud madura; mujer sensible, delicada y de honduras reprimidas sin éxito que atisba una belleza y un dolor en la presencia de un hombre guapo, infantil, egoísta y bastante inútil, y que se lanza de bruces a por ese espejismo, renunciando a todo lo bueno y seguro y muerto y acartonado y querido que tenía con su marido, el juez, el otro vértice; lo opuesto, lo contrario del galán juvenil y pinturero, la madurez, la prudencia, la experiencia y la buena posición social, el dinero, el trabajo, las buenas costumbres, la madre ominosa y toda la retahíla británica del té y el tedio.
Ana Karenina de paseo por Inglaterra.
Atrapada entre un cielo borrascoso y un mar profundo, la pobre y buena mujer apenas se tiene en pie, zarandeada entre esos dos polos, esos dos hombres, al que ella quiere pero no es correspondida y al que ella no quiere y nos da igual lo que sienta el otro.
Aquí pasa algo sabido: de cómo la forma devora al fondo o el aplastamiento soterrado que comete el envoltorio sobre/encima del alicaído contenido. Que se ahoga la historia a fuerza de énfasis y detenimiento. Que tanta hermosura y teatro doliente acaba padeciendo de angostura y callejones sin salida. Que, finalmente, no había para tanto, los personajes deambulan como títeres desnortados en manos de un autor exquisito, admirable y muy meritorio, pero, justamente, o de eso se trataba, poco apasionado, demasiado ensimismado.
Bueno, se aprecia y se disfruta lo mismo que termina sabiendo a poco. Buen ejercicio de estilo. Floja historia, por anémica, raquítica y tan pomposamente compuesta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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