Magnífica historia bélica rodada en unas marismas cercanas a Hollywood que pasan perfectamente por la jungla birmana. Gracias sobre todo al encanto y embrujo del blanco y negro.

Errol Flynn está soberbio y junto con el resto de los personajes, trazan una descripción perfecta de una unidad militar en el frente: alegrías, miserias, peligro, miedos, cansancio, hambre, sed...

Las escenas de acción están bien rodadas y la película mantiene el interés y la tensión hasta el final.

Por supuesto, al estar rodada en tiempos de guerra tiene un tono propagandístico, mostrando a los japoneses como bestias crueles sin sentimientos, pero este pequeño "pero", no resta nada a una película soberbia, un clásico del cine bélico que merece ser vista una y otra vez.