Divertidilla comedia chusca sobre un grupo de colegas que se pegan la gran farra en una despedida de soltero, y al despertar descubren que no recuerdan nada y que han perdido al novio en Las Vegas. Si bien la premisa es curiosa, ciertas secuencias estrambóticas están bastante conseguidas (el diente, el tigre, el chino del maletero) y los actores defienden la farsa con gracia y buen hacer, el film se olvida tan pronto acaban los, eso sí, brillantes créditos finales. Esto no es en absoluto alta comedia, sino una hilarante sucesión de gags tabernarios, unos mejor conseguidos que otros, y cuya mayor virtud es que, al contrario de lo que pasa a menudo, la función no decae a medida que avanza el metraje, sino que soporta con entereza un ritmo endiabladamente infatigable.

Creo que está más que correcta para pasar el rato, pero desde luego no para llevarse todo un Globo de Oro a la mejor comedia, por mucha taquilla que haya tenido. Recomendable para ver en buena compañía una tarde/noche, con unas cuantas birras en el cuerpo.