Otro film de supervivencia extrema a cargo del especialista Neil Marshall, a veces efectivo y siempre repetitivo orfebre de epopeyas persecutorias. El esquema es el mismo de sus otros films, un grupo debe sobrevivir a otro que lo persigue. Tras deleitarnos y/o dar vergüenza ajena con hazañas de soldados contra hombres-lobo, espeleólogas contra vampiros subterráneos o guerreras postapocalípticas contra punkarros caníbales, pues ahora le tocan a los romanos contra los pictos.

El resultado es altamente irregular, parece que el cineasta luche consigo mismo por cambiar de registro, pero sin conseguirlo. Por una parte intenta dotar de espectacularidad y oficio a la cinta mediante el panorámico, una fotografía altamente cuidada, travellings aéreos por las montañas, y todos los truquillos del cine épico habidos y por haber, pero sus tendencias gore de serie B siguen imponiéndose; se reitera haciendo el mismo tipo de film sanguinolento, sólo que con traza algo más lujosa.

Es como una mezcla entre los tópicos más manidos del cine de aventuras de romanos: el concepto del honor, el sacrificio, las maquinaciones de las altas esferas, el orgullo legionario proclamando a los cuatro vientos "¡Soy un soldado de Roma, jamás me rendiré!", etc., etc., etc.; junto a toda una colección de muertes, evisceraciones, decapitaciones, y desmembramientos más propios del cine de terror con psicópatas enmascarados, conformando un machambrado entretenido a ratos pero fallido en conjunto.

Quedan algunas buenas escenas, como la emboscada inicial a la novena legión o algunos pasajes de la huída por los bosques, pero son pocos logros que se van embruteciendo a medida que avanza el metraje, que va de más a menos hasta un clímax decepcionante y un final más que previsible. Encuentro mucho más honestas y divertidas sus primeras incursiones como la irreverente "Dog Soldiers" o sobre todo, la claustrofóbica "The Descent". De "Doomsday” ya prefiero no decir nada.