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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
7
Romance. Comedia. Drama Tom aún sigue creyendo, incluso en este cínico mundo moderno, en la noción de un amor transformador, predestinado por el cosmos y que golpea como un rayo sólo una vez. Summer no cree lo mismo, para nada. La mecha se enciende desde el primer día, cuando Tom, un arquitecto en ciernes convertido en un sensiblero escritor de tarjetas de felicitación, se encuentra con Summer, la bella y fresca nueva secretaria de su jefe. Aunque ... [+]
4 de junio de 2010
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sorpresa del verano pasado vino a manos de esta comedia antirromántica, que supuso por fin algo refrescante en el anodino y encorsetado género de la farsa parejil. Tengo especial animadversión por el tema en sí, y es que... ¡Siempre es la misma fórmula! Chico y chica se conocen, tras diversas desavenencias se enamoran, surge el consabido escollo a la relación, se separan y finalmente chico y chica vencen todas las adversidades y se besan en plano final, todo ello rebozado con una selección de cancioncillas sentimentaloides para que te compres el cd de turno. Siempre el mismo y plastificado esqueleto básico. Aquí no.

Aquí se impone la cruel realidad y esas situaciones que a tantos nos suenan por propia experiencia: el amor no retribuido, la ceguera del empecinado en no querer ver con claridad la situación, las esperanzas depositadas en el "destino", porque en cuanto una chica guapa nos dice que le gusta el mismo grupo musical que a nosotros, tiene que ser una señal cósmica ¿No? ¿No? Pues no. Y la culpa la tiene esa misma reiterada fórmula romántica que hemos visto y leído tantas veces en diferentes películas, libros, series y leyendas, que ha cincelado un deleznable patrón de quimera en nuestras neuronas, propiciando que interpretemos el mundo conforme a nuestra distorsionada percepción y lleguemos a una equivocada conclusión: la conseguirás. Al final, la conseguirás. Porque somos idiotas, trempados e ilusos.

Tom conoce a Summer. El mundo es maravilloso, los pájaros cantan, los violines acarician melodías primaverales, ha probado el dulce sabor de su media naranja y la gente sonríe por la calle compartiendo su felicidad: Tom se ha enamorado. Summer no. Y ella es franca y deja clara su situación de buen principio, pero claro, los tíos enfebrecidos por el eros nos sentimos capaces de barrer toda frontera, convencidos de que alcanzaremos el Everest al que nadie jamás osó llegar. Lo que sigue es la inevitable ostia monumental. Tom se empecina en llevar su expectativa romántica a la realidad, y la realidad le devuelve el favor escupiéndole en la cara. De repente el mundo ya no es maravilloso, los pájaros no cantan sino que chirrían, los violines desafinan, tu media naranja es una fruta podrida y los que sonríen por la calle son hijoputas que se burlan de tu desgracia. Entonces llega la pregunta: ¿Qué ha pasado?

Marc Webb nos lo cuenta desfragmentando los recuerdos de Tom con una valentía contracorriente, mostrando en pantalla algo con lo que muchos nos hemos identificado en un momento u otro de nuestras vidas, y lo hace con elegancia, buen pulso narrativo, actores acertadísimos y sinceridad desbordante. Una pequeña gran historia que huye de artificiosos paradigmas románticos para darnos un divertido y ácido trago de bilis concentrada.

Así que: floristas, chocolateros, Michael Boltons, crepusculitos del mundo... ¡Temblad, la venganza ya está aquí!
RandolphCarter
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