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Voto de RandolphCarter:
10
8,2
169.408
Drama
Gran Bretaña, en un futuro indeterminado. Alex (Malcolm McDowell) es un joven muy agresivo que tiene dos pasiones: la violencia desaforada y Beethoven. Es el jefe de la banda de los drugos, que dan rienda suelta a sus instintos más salvajes apaleando, violando y aterrorizando a la población. Cuando esa escalada de terror llega hasta el asesinato, Alex es detenido y, en prisión, se someterá voluntariamente a una innovadora experiencia de ... [+]
28 de mayo de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stanley Kubrick, genio entre los genios perfeccionistas, no realizó muchas obras escritas originariamente por su propio puño y letra; de hecho "El beso del asesino" fue su último guión original. Tras este film, se dedicó a adaptar con gran fortuna (a excepción de la irregular “Eyes wide shut”, también basada en un libro) excelentes obras literarias, para transmutarlas en celuloide mayúsculo como: "Atraco Perfecto" de Lionel White, "Senderos de Gloria" de Humphrey Cobb, "Lolita" de Nabokov, "2001" basada en el cuento "El Centinela" de Arthur C. Clarke, "El Resplandor" de Stephen King” o "La naranja mecánica" de Anthony Burgess, entre otras.
Una novela trágicamente cargada de componentes autobiográficos, pues durante la 2ª Guerra Mundial en las calles de Londres, el matrimonio Burguess fue apalizado por soldados estadounidenses, siendo a su vez violada su esposa y provocando el aborto del hijo que esperaban, de tal manera que el libro seria enfocado por el autor como una vía de catarsis para expiación de sus demonios personales. Hablando ya del film en sí, pues es una incómoda obra maestra revolucionaria de su tiempo, que trataba sobre la eterna dicotomía entre seguridad vs libertad, mediante una explicitud enervante y una obsesiva brillantez expositiva. Técnicamente es alucinante el uso de recursos experimentales, como las imágenes intercaladas, acelerar y frenar el tempo narrativo, etc., amén de la siempre perfeccionista composición de los planos, constante en la filmografía del director. Un apunte: la exaltada y deleznable violencia del film está hecha para causar repulsa, no para magnificarla o como apología de la crueldad, el objetivo es la desaprobación de lo que se nos muestra. Pero vamos al meollo.
Una novela trágicamente cargada de componentes autobiográficos, pues durante la 2ª Guerra Mundial en las calles de Londres, el matrimonio Burguess fue apalizado por soldados estadounidenses, siendo a su vez violada su esposa y provocando el aborto del hijo que esperaban, de tal manera que el libro seria enfocado por el autor como una vía de catarsis para expiación de sus demonios personales. Hablando ya del film en sí, pues es una incómoda obra maestra revolucionaria de su tiempo, que trataba sobre la eterna dicotomía entre seguridad vs libertad, mediante una explicitud enervante y una obsesiva brillantez expositiva. Técnicamente es alucinante el uso de recursos experimentales, como las imágenes intercaladas, acelerar y frenar el tempo narrativo, etc., amén de la siempre perfeccionista composición de los planos, constante en la filmografía del director. Un apunte: la exaltada y deleznable violencia del film está hecha para causar repulsa, no para magnificarla o como apología de la crueldad, el objetivo es la desaprobación de lo que se nos muestra. Pero vamos al meollo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Se distingue claramente en dos partes: Alex/verdugo y Alex/víctima. En la primera parte asistimos a esa particular panegírico de ultraviolencia, con el despiadado Alex (espléndido Malcolm McDowell) y sus “drugos” repartiendo a diestro y siniestro mala sangre al aceleradamente desquiciado ritmo de sintetizador sobre las piezas de Beethoven, violando, dopándose a base de “Molokos” en el lacteobar Korova, apalizando mendigos… realizando toda clase de incontinencias amorales para ganarse nuestro odio a pulso, vaya. En la segunda, tras ser apresado, llega la imposición estatal del tratamiento Ludovico de lavado cerebral conductista, inhibiendo las tendencias violentas de Alex, que una vez de vuelta al mundo, es vapuleado y humillado por todas las circunstancias que le rodean. Aquí Kubrick nos obliga a empatizar con el sufriente al que previamente detestábamos, llegando incluso a sentir lástima por tan execrable sujeto, creando un conflicto con lo que vemos tanto a nivel emocional como a nivel racional.
¿Es preferible la distópica seguridad garantizada a costa del libre albedrío? ¿Merece Alex recuperar esa libertad robada y poner en peligro a los que le rodean? ¿Es justificable amputar los peores instintos humanos a base de condicionamientos paulovianos? “La naranja mecánica” no da respuestas ni se posiciona definitoriamente, alenta al cuestionamiento y al debate, mediante una lúcida e incómoda reflexión sobre el ser y la sociedad, que desde luego, no es apta para paladares susceptibles.
Seguridad o libertad ¿Tú qué prefieres?
(SPOILER para los que quieran leer el libro).
Como curiosidad, en ediciones posteriores del libro al film de Kubrick, había un capítulo final, el 21, en el que Alex, con nuevos “drugos”, ya no se siente atraído por sus antiguas fechorías y decide que es hora de madurar, lo cual ya definiría más el posicionamiento original del autor en pro de la libertad del individuo mediante la autorreflexión, la conciencia de sí mismo y de sus actos; enfoque harto sorprendente conociendo los trágicos antecedentes vitales de Burguess.
¿Es preferible la distópica seguridad garantizada a costa del libre albedrío? ¿Merece Alex recuperar esa libertad robada y poner en peligro a los que le rodean? ¿Es justificable amputar los peores instintos humanos a base de condicionamientos paulovianos? “La naranja mecánica” no da respuestas ni se posiciona definitoriamente, alenta al cuestionamiento y al debate, mediante una lúcida e incómoda reflexión sobre el ser y la sociedad, que desde luego, no es apta para paladares susceptibles.
Seguridad o libertad ¿Tú qué prefieres?
(SPOILER para los que quieran leer el libro).
Como curiosidad, en ediciones posteriores del libro al film de Kubrick, había un capítulo final, el 21, en el que Alex, con nuevos “drugos”, ya no se siente atraído por sus antiguas fechorías y decide que es hora de madurar, lo cual ya definiría más el posicionamiento original del autor en pro de la libertad del individuo mediante la autorreflexión, la conciencia de sí mismo y de sus actos; enfoque harto sorprendente conociendo los trágicos antecedentes vitales de Burguess.