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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
8
Western. Drama Narra la historia del más famoso forajido del oeste americano, el carismático e impredecible pistolero Jesse James (Brad Pitt), un bandolero sudista hijo de un predicador. Mientras Jesse planea su próximo gran robo, declara la guerra a sus enemigos, quienes intentan hacerse con la recompensa -y la gloria- que implicaría su captura. Pero la amenaza más importante a su vida puede que venga de aquellos en quienes más confia... (FILMAFFINITY) [+]
1 de diciembre de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según las teorías antropológicas más consensuadas, en la manadas de nuestros antepasados, desde que éramos primates y al igual que sucede entre los homínidos actuales, solía haber cierta inclinación a roles innatos muy diferenciados, predispuestos sobre todo genéticamente. Suele haber una figura que destaca por encima de las demás: el alfa, el líder dominante de referencia en torno al cual se someten los demás, a la vez que él procura el orden y el sustento para el grupo. Las acciones de éste son la referencia para el comportamiento de los demás y uno de los efectos más usuales es que alguno le imite sobremanera, procurando colocarse como una especie de “número dos” a su lado, ya que es el referente para la supervivencia y el “éxito”, tanto en el sustento como a la hora de emparejarse. A éste último se le denomina beta. Pero dicho imitador puede ir más allá. Pueda llegar el momento en que un beta quiera, ya no imitar, sino sustituir al líder, llegando a intentar matarlo y ocupar su lugar, coronándose como nuevo alfa. Pues no han cambiado mucho las cosas.

La pugna sigue y si nos fijamos en nuestro entorno, sobre todo el laboral, que es quizás donde se evidencia más, podemos percibir actitudes análogas en los grupos a los que pertenecemos. Todo este rollo viene a que sobre esto trata “El asesinato de Jesse James...”; sólo que las necesidades básicas ya están sobradamente cubiertas y no hace falta combatir por ellas, sino por otro valor de referencia mucho más escaso: la fama.

Rob Ford es un veinteañero que ha devorado obsesivamente los libros de ficción que versan sobre la leyenda que admira, queriendo convertirse en él, en alguien más fuerte, intrépido, interesante, en… más de lo es él. Esta es la fascinante historia de cómo el más ferviente admirador del más grande forajido del oeste, devino en infame ejecutor de su propio dios.

Hay que puntualizar que “El asesinato de Jesse...” no es un western al uso. Que utilice su contexto habitual no implica que tenga que atenerse a las reglas no escritas del género. Esto es otra historia, un tipo de cine más contemplativo, mucho más cercano a Tarkovski que a Ford, para que nos entendamos y por lo tanto, no apto para todos los paladares; de ahí que muchos acaben de verla con extrañeza y rechazo. Sobre todo porque es una narración pausada, en la que los pensamientos y reflexiones de los personajes les definen más que sus propias acciones.

Aburrirá a más de uno, pero a mí me ha encantado por su capacidad de seducción estética, su cuidado en unos diálogos de carácter más elevado de lo habitual, sus excelentes interpretaciones, el realismo de su exposición de la violencia y ese poso de amarga realidad y desengaño que exuda… todo ello al servicio del magnífico retrato de un inestable mito esquizoide y su asesino: un patético fanboy al que las botas que pretendía calzar, le iban demasiado grandes. El retrato de un alfa y un beta.
RandolphCarter
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