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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
8
7,4
487
Documental Los directores Sam Dunn y Scot McFadyen nos descubren cómo el género musical heavy metal ha impactado las culturas de Europa y América del Norte. La película sigue al fan del metal y antropólogo Sam Dunn en un viaje por Asia, América del Sur y Oriente Medio mientras explora la escena de la música extrema en el mundo, desde el death metal de Indonesia a el black metal de República Popular China pasando por Irán con el thrash metal. El ... [+]
12 de abril de 2011
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un género musical denostado socialmente, ese es el heavy metal. Espanta al oído poco versado en esas intensidades y escandaliza a las ánimas gazmoñas; hay quien dice que es ruido, agresividad que incluso en algunos casos incentiva a la autodestrucción, la destrucción a secas o hasta el suicidio. La música del demonio, uuuuuuuuuuhhh… Pero sobre todo, se percibe como algo marginal, espurio, raro, minoritario. Ya quisieran.

En “Global Metal”, continuación natural de “Metal: a headbanger’s journey”, hay lugar para el humor y la anécdota: ver que Kiss fueron aceptados fácilmente en Japón gracias al parecido entre sus maquillajes y los que se usan en el teatro Kabuki, que en Brasil los Sepultura gozan de un status de ídolos similar al de Pelé, o que en Bangalore en un mismo local se pueden celebrar simultáneamente bodas bollywoodienses y conciertos de black metal satánico.

Pero aparte de las curiosidades, lo realmente importante que constata Sam Dunn en este viaje internacional, es cómo un movimiento musical como este no hace sino expandirse cada vez más en todo el mundo, a pesar del nulo apoyo radiofónico y publicitario de los mass media, y más que nunca en su historia gracias a las redes sociales y a las tan criminalizadas descargas de Internet, que ponen al alcance de muchos desfavorecidos la música que aman en territorios donde está directamente prohibida. Sí, sí, prohibida.

Porque más allá del mal llamado Primer Mundo hay gente que nunca verá a sus grupos favoritos ya no porque sea económicamente poco rentable, sino porque su obcecado gobierno no lo permite, no vayan a contaminar con sus impúdicos decibelios a la inocente juventud de su país. Ejemplos del acoso a dicha tribu urbana hay muchos y variados: japoneses obligados a sentarse en calma y orden en conciertos de Slayer, musulmanes apalizados por llevar camisetas heavy en Jerusalén, un concierto de Metallica devenido en batalla campal a manos del ejército de Indonesia, que confundía el clamor del público con conatos de insurrección antigubernamental…

La mejor conclusión de “Global Metal” es que pese a toda oposición, el metal es una plaga, señores. Que esto no hay quien lo pare por muchos ataques que se reciban por parte de instituciones dictatoriales, ciudadanos “bienpensantes”o celebridades mojigatas de quita y pon, cuya popularidad depende de la longitud de su flequillo*. No, el heavy nunca ha sido ni será moda o música del momento. Está mucho más allá de todo eso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
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