Tras un primer travelling soberbio de inicio (realizando un zoom sobre una maqueta y solapando el plano real con un corte prodigioso), la película empieza a un ritmo frenético que no sabe pausar en ningún momento, se echa de menos un poco de lentitud e introspección argumental psicológica para ver como el jefe está obsesionado con los relojes y el por qué de su autoritarismo y explotación del personal.
Es una de las primeras películas que plantea el encargo de la investigación al principal sospechoso y testigo del crimen cometido por el jefe; pero todo es farragoso, locuaz, inverosímil, absurdo, cómico en exceso, repleto de personajes accesorios que no sabemos muy bien que hacen por allí, etc..., todo ello sin salir de la oficina.
Interesante pero fallida intriga ya que todo se vuelve previsible, ridículo y deja el desenlace final en el error estúpido de siempre.