La verdad es que estamos ante una película sorprendente. A la altura de "Shrek" y, superando la irregular primera parte del "Gato con Botas".
Todo es perfecto ahora: diseño de producción, animación (usando la animación de fotogramas separados (tipo "stop motion") para las escenas de acción), encuadres, colorido, guión (aunque pensaba que eran siete las vidas de los gatos), doblaje, música graciosa y valores que trata (la familia y la amistad por encima de todo).
Los chascarrillos y muletillas del doblaje de Antonio Banderas son muy acertados y disfrutas muchísimo con la historia y los nuevos secundarios que aparecen. Otra vez los cuentos ("Ricitos de Oro") y, personajes de canciones como el oportunista comedor de pasteles "Jack Horner" (S. XVIII, Inglaterra), cobran vida para disfrutar de la magia fantástica de esta increíble película.
¿Quién dijo que las segundas partes eran malas? He aquí la excepción.