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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Cinéfago:
1
Fantástico. Drama. Romance. Thriller En un inquietante laboratorio de alta seguridad, durante la Guerra Fría, se produce una conexión insólita entre dos mundos aparentemente alejados. La vida de la solitaria Elisa (Sally Hawkins), que trabaja como limpiadora en el laboratorio, cambia por completo cuando descubre un experimento clasificado como secreto: un hombre anfibio (Doug Jones) que se encuentra ahí recluido. (FILMAFFINITY)
28 de mayo de 2020
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zoofilinopsis: "La forma del agua es la de-forma del agua, ella no tiene forma y él la deforma, se deforma, se deforman, el agua se adecua a la forma del objeto que la deforma. Lo traducimos al sexo y al género: "Comprender el género como una categoría histórica es aceptar que el género, entendido como una forma cultural de configurar el cuerpo, está abierto a su continua reforma, y que la 'anatomía' y el 'sexo' no existen sin un marco cultural", Judith "Tortilla de batata" Butler. Para mayor entendimiento de esta ideología disfrazada de película, se explica el claro para-lelismo: el sexo, como el agua, carece de forma, se deforma y se transforma. Y Del Toro cayendo de manera irremediable dentro de ese tosco y enmohecidamente azulado casco-pecera en el que vive ese ser deformemente amorfo, asexuado catatónico pez-sirenito con abdominales, a quien el agua lo forma, los forma, porque ahora Guillermo se encuentra prisionero de la forma, de la deforma, y él también se transforma, y se fusiona con su idea impuesta a no-forma, y se alimenta, se deconstruye y se metamorfosea en la neo-forma...".
Clichés y estereotipos de freezer que salvan cenas. Demasiado burdo todo y sinsentido elevado al cubo. Guión apáticamente estimulado. Terrible y evidente desconexión entre escenas al grado de percatarme hasta yo de ello y siguiendo todavía sin lograr comprender, preguntándome si tanto los críticos profesionales como yo, un simple cinéfago, miramos la misma película.
Observar y notar el obvio y de tan obvio, burdo feminismo e ideología de género metido con calzador, no es elogioso sino peligroso. Observar esa relación entre una mujer y un algo indescifrable, inerte, inmaculado, insípido y no-cigoto de mirada abismalmente sartreana. Observar ese cuentito de la buena pipa marxistoide impregnado hasta las náuseas por las letras de Julian Huxley y su darwinismo pos-apocalíptico berretón con careta que nada esconde.
El borde del precipicio cinematográfico, la inescrutable levedad del ser, la mojarra deshuevadamente anabolizada, la duda existencial, la burda apología al nihilismo. Y quizás de ahí el epígrafe tan acertado y atinado de la película, ya que como el agua, este relato devenido en panfleto multiculturalista travestido carece de forma, la deforma del agua.
Lo mejor: que ya la miré, ya está, ya pasó.
Lo peor: que la miré.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cinéfago
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