Creo que la fuerza de esta historia está en la emotividad que despertaría en el espectador la empatía con el matrimonio de ancianos. Por lo tanto me parece un error contarla mediante animación, y un castigo hacerlo mediante dibujos feos, demasiado inexpresivos e infantiles, como es el caso. Probablemente la película ganaría mucho si estuviera cimentada sobre dos buenas interpretaciones.

Lamentablemente me temo que el cambio de dibujos feos por actores buenos no arreglaría los diálogos y situaciones ridículas y repetitivas fruto de la ingenuidad más allá del absurdo de los protagonistas, ni esos encadenados incomprensiblemente demasiado largos, que denotan elipsis de tiempo mucho mayores de las que representan en realidad. Aunque sí nos libraríamos de ese tufillo cutre que provoca la unión de animación de lo más tradicional con stop motion a lo Svankmajer.

Escandalosamente sobrevalorada.