Lady Godiva, señora sajona de Coventry, conmovida por la gran presión fiscal que sufren sus súbditos, pide a su marido que rebaje los impuestos. Este accede, pero con la condición de que ella se pasee por la ciudad desnuda sobre su caballo, con su larga cabellera suelta como única protección de su pudor. En el día convenido, Lady Godiva cumple con lo exigido, pero los habitantes de Coventry se encierran en sus casas y cierran sus ventanas. Todos, excepto el sastre Tom, que espía la desnudez de su señora a través de las rendijas de su ventana. A partir de entonces será conocido como Pepping Tom, Tom el mirón. En el imaginario colectivo británico, Pepping Tom designa a la persona que gusta de observar actos indecorosos a escondidas.
Con el transcurso de los siglos, los habitantes de Coventry sólo quieren que les distraigan. Su gusto está tan estragado que no se conforman con ver a una bella señora desnuda sobre su caballo. Quieren algo más bizarro, más humillación. Además, les guía el noble propósito de salvar la vida de una mascota de lujo sobre la que han depositado sus más tiernos afectos. Están ansiosos por ver el nuevo espectáculo y abren sus ventanas de par en par.
A aquellos nobles súbditos de Lady Godiva de Coventry les pareció altamente reprobable el comportamiento de Tom el mirón y recibieron como un acto providencial de justicia el que este se quedase ciego.