Calificar esta película de cine negro me parece exagerado. Como que tiene más aire de comedia de acción, aunque al final haya alguna secuencia que se amolda mejor a ese género. Comienza directa, con Bendix encajando las toñas de Mitchum como un campeón y a partir de ahí se inicia una persecución en la que se sigue la pista a un dinero que Bendix dice que le ha robado Mitchum y este sostiene que a él se lo ha robado otro individuo al que viene siguiendo y con cuya novia, mira que casualidad, acaba compartiendo persecución.

Es sólo una excusa para filmar frenéticas (muy bien realizadas en la medida que lo permitían los medios de la época) persecuciones de coches por accidentadas carreteras, entre las que se intercalan escenas de comedia romántica, de comedia a secas (con un policía mexicano al que parece que le divierte este jaleo entre gringos), y algo de ambigüedad para mantener el suspense sobre quien ha robado a quien.

La historia se resuelve en un final de cine negro y queda claro quienes son los buenos y los malos (por sí había alguna duda). Con su bienhumorada coda, deja la impresión de que todos los implicados en la producción se lo pasaron muy bien en esta acelerada excursión mexicana que, en realidad, no iba a ninguna parte. “La gran persecución” le hubiese venido mejor que “El gran robo”.