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España España · Somewhere over the rainbow
Voto de iñaki:
8
Drama Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma. (FILMAFFINITY)
29 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Surrealismo fue un movimiento artístico que, siguiendo métodos psicoanalíticos, pretendía liberar a la creación de cualquier tipo de restricción, fuese esta social, religiosa o moral. Buscaba la libre expresión del subconsciente y para ello utilizó como principal método el automatismo. Esto se traducía en unas realizaciones que eran incomprensibles desde una perspectiva racional (o desde cualquier otra) pero que abrían las posibilidades a la expresión de la más absoluta subjetividad. Ninguna otra vanguardia influyó tanto sobre los cambios que se produjeron durante el siglo XX en materia de liberación de las costumbres.
Salvador Dalí y Luis Buñuel eran los vástagos de una burguesía provinciana que, después de conocerse y reconocerse en la progresista Residencia de Estudiantes de Madrid, se plantaron en París para revitalizar el Surrealismo. Educados en la muy católica España, nadie como ellos tenía tantas restricciones de las que liberarse. Ahí está "Un perro andaluz", tan libre de restricciones que aún resulta perturbadora.
En "El ángel exterminador" Buñuel ajusta cuentas con la burguesía (de la que el mismo procede, pero en una versión más montaraz) incapaz de liberarse de su propio encorsetamiento. Yo suelo decir que, de visita, todos resultamos majos, pero otra cosa es aguantarnos cuando nos ponemos las zapatillas. Estos burgueses tan finos se aguantan bien mientras existe la posibilidad de abandonar tan grata velada, pero cuando la surrealista situación (¿hay algo más surrealista que la providencia?) les obliga a mostrarse tan apestosamente humanos en la promiscuidad, acaban perdiendo la compostura, como todo hijo de vecino.
No se encuentra entre mis películas favoritas de Buñuel. Está llena de bromas particulares. Unas se entienden mejor que otras. También hay inquietantes secuencias oníricas directamente ininteligibles. La puesta en escena es, a ratos, brillante. La secuencia final en la iglesia presenta una nueva restricción de la que liberarse. Creo que el propio Buñuel estaba pensando en realizar una secuela con el título de "¿Y cómo salimos de esta?".
iñaki
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