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España España · Somewhere over the rainbow
Voto de iñaki:
7
Drama En el verano de 1935, en la frontera entre China y Mongolia, dominada por señores feudales y bandidos, los miembros de una aislada misión americana se encuentran desamparados tras la invasión del país por parte de Tunga Khan. En respuesta a la urgente petición de un médico por parte de la misión, es enviada la doctora Cartwright, una persona de ideas modernas. (FILMAFFINITY)
4 de mayo de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de John Ford resultó ser una de las más atípicas de su filmografía y también una de las menos revisitadas. Yo sólo recuerdo haberla visto una vez, antes de esta revisión. Recordaba lo exótico del contexto y la inolvidable última secuencia. Había olvidado completamente su carácter subversivo. La llegada de una resolutiva doctora subvierte el orden en una perdida misión en la frontera entre China y Mongolia, asolada por los señores de la guerra.
El orden en esta misión lo impone una mujer de personalidad aparentemente fuerte, que esconde tras su intransigencia, de origen supuestamente religioso, una personalidad reprimida y represora. La doctora pulveriza estos principios con su franqueza y su descaro, actitudes que parecen reservadas a los hombres, junto a hábitos tan depravados como fumar y emborracharse. La rectora de la misión se presenta ante sus subordinados como la personificación de la virtud, mientras que la doctora lo sería del vicio.
Pero cuando las circunstancias se ponen verdaderamente difíciles, se evidencia la fragilidad de carácter de la rectora y la inoperancia de sus rígidos principios, perdiendo el respeto de las personas que habían venido acatando su autoridad sin discusión. Frente a su desmoronamiento, la impía doctora, con sus acciones y su sacrificio, se gana no sólo el respeto y la autoridad, sino tambien el amor, el agradecimiento y la admiración de aquellos que antes se habían sometido a los hipócritas valores de la rectora.
En este drama que denuncia la hipocresía de aquellos que utilizan la religiosidad para imponer su castradora autoridad y para enmascarar sus más íntimas aspiraciones, el trasfondo épico sólo tiene justificación por la exigencia final de un acto de suprema generosidad, de un sacrificio. Esta claro que aunque todas las actrices defienden adecuadamente sus personajes (brillan la dignidad de Flora Robson y la inocencia de Sue Lyon), la dueña de la función es Anne Bancroft y la potente feminidad que aflora bajo sus viriles modos. Y aunque la secuencia final es enormemente intensa, creo que podría haberlo sido mucho más (ver spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
iñaki
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