Hay películas que hablan sobre la vida. En general, en mayúsculas y con un genio para plasmar en imágenes, escenas cotidianas que conozcamos y que a la vez nos enamoren. Esta película es una de ellas. La cuarta película de Campanella es una obra maestra que habla sobre la vida. No hace falta pedirle mucho más, ya que es tal, la ternura que desprende que durante dos horas quedas enganchado a la pantalla. Un guión fabricado para almas sensibles con unas interpretaciones que traspasan la pantalla. Que te tocan el corazón. Poco se puede decir de Darín o de Alterio ya que han demostrado de sobra que son dos grandes del cine hablado en español. Para mi la revelacion fue Norma Aleandro. ¡Que talento por Dios!. Seria un pecado que tu, amigo lector, te perdieras una película así.