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Voto de Alex:
3
6,8
28.543
Terror. Acción. Ciencia ficción. Drama
Un virus letal se expande por Corea del Sur, provocando violentos altercados. Los pasajeros de un tren KTX que viaja de Seúl a Busan tendrán que luchar por su supervivencia. (FILMAFFINITY)
2 de abril de 2020
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es mi primera crítica y me atrevo con una película ya de hace 4 años para evitar ser acribillado, pero necesito materializar de alguna forma las dos horas de mi vida que me ha arrebatado esta película, a fin de evitarlo para posibles futuras víctimas.
Nunca he sido fan acérrimo de las películas de zombies, y tras abandonar esta categoría decidí volver a ella en vista de la buena prensa y críticas que tenía (y ya puestos, por el inminente lanzamiento de la segunda parte). No pedía mucho, tan solo entretenimiento pasajero y una historia medianamente sólida, pero ni eso he podido encontrar.
Al margen de los despropósitos argumentales que merecen un espacio en la zona spoiler, las actuaciones son tan mediocres que en ocasiones rozan la broma, pues a veces cuesta diferenciar un humano de un bicho, de no ser por (todo sea dicho) un maquillaje y unos efectos especiales notables. La única actuación que realmente sientes humana, sin estupideces, sin llorería desmedida ni valentía al más puro estilo americano, viene de la mano de la niña, por la cual acabas sintiendo pena al ver su talento plasmado en una película que pasa como otra cualquiera, como coger el metro.
Nunca he sido fan acérrimo de las películas de zombies, y tras abandonar esta categoría decidí volver a ella en vista de la buena prensa y críticas que tenía (y ya puestos, por el inminente lanzamiento de la segunda parte). No pedía mucho, tan solo entretenimiento pasajero y una historia medianamente sólida, pero ni eso he podido encontrar.
Al margen de los despropósitos argumentales que merecen un espacio en la zona spoiler, las actuaciones son tan mediocres que en ocasiones rozan la broma, pues a veces cuesta diferenciar un humano de un bicho, de no ser por (todo sea dicho) un maquillaje y unos efectos especiales notables. La única actuación que realmente sientes humana, sin estupideces, sin llorería desmedida ni valentía al más puro estilo americano, viene de la mano de la niña, por la cual acabas sintiendo pena al ver su talento plasmado en una película que pasa como otra cualquiera, como coger el metro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Y veamos, ¿de qué despropósitos argumentales hablo? veamos algunos, los que recuerdo aún, si no he olvidado algo desde los 20 minutos que hace que vi la película.
Empecemos por lo básico. ¿Por qué hacen caso al loco de la corbata, si lo único que aporta al grupo son gritos? De repente, sin saber muy bien por qué, el hombre se crea una posición de antihéroe inmerecida que no puedo más que atribuir a llevar una corbata puesta, porque mandar manda, y mucho, pero los demás le siguen sin preguntarse siquiera por qué.
Empieza la masacre a bordo, mordida por aquí, carrerita por allá, se aislan en un vagón. Genial, han descubierto que si los zombies no les ven no siguen golpeando estas puertas de cristal que nos separan de una muerte segura. Apliquemos este conocimiento para hacer una cortina improvisada y olvidemos este hecho para el resto de la película. No vale salvarse dos veces.
Finalmente llegan a una estación, tras unos siniestros pasillos llegan a una zona repleta de zombies, toca correr. Corre por tu vida, corre como si no hubiera un mañana, vuelve al tren, pero por favor, hazme el favor de soltar el equipaje.
Los que logran llegar, entre ellos el insulso padre, el inocente chaval bateador, y el hombre cachas, que toma la iniciativa de ir el primero avanzando por pasillos repletos de zombies pero protegiéndose sólo los antebrazos. Sus prominentes bíceps son de acero. Ahí no tienen huevos a morder.
Increíblemente, nuestros compañeros (al final coges cariño al Rambo coreano) descubren que en los túneles se aletargan los zombies, seguramente por la poca luz. En un movimiento inteligente usan el tono de llamada de un móvil para poder pasar. Como vimos con la cortina, no aplicaremos este recurso de nuevo, no vale salvarse dos veces y como todo el mundo sabe, los móviles en Corea escasean.
Si algo me molesta en la película, es el viejo, repetitivo y simplón recurso de pisar una lata/ cristal/ crujidito que pone a todos los bichos a correr. Y no podía faltar en una película que hasta ese momento, estaba salvando los muebles.
Tampoco podía faltar la escena-reencuentro con todos tus amigos convertidos en bichos asesinos descerebrados, a los cuales eres incapaz de meter un batazo en la cabeza, no sea que de repente te reconozcan y pidan perdón por las molestias.
Por fin llegan a un momento de calma, todos se reúnen en la parte delantera del tren, tienen unos minutos para pensar qué hacer cuando haya que bajar... a no ser que una vieja por un motivo que aún no llego a comprender decida abrir la puerta de cristal (recordemos, sin tapar) dejando pasar a unos amables caballeros que quieren destripar a todo lo vivo. Bien, sí. A estas alturas ya nada sorprende.
A ver, ¿a qué personaje se coge mínimo afecto en la película?¿qué pasa en el 99% de las películas de zombies en las que coges afecto a alguien? Lo dicho.
Obviaré el hecho de que el insulso padre reciba llamadas de un empleado suyo. Todo el mundo sabe que a quien más necesitas llamar cuando el fin del mundo llega es a tu jefe, no sea que le pase algo.
Entramos en la recta final de la película, quedan vivos el padre, la hija, la embarazada, el loco de la corbata y el maquinista, quien consigue una locomotora para huir de la infestada ciudad, a no ser que decida ayudar quién sabe por qué, al maldito jefazo de la corbata, que ha matado casi más personas que los zombies del tren, pero eso parece no importarle porque seguro que con él se porta bien (sorpresa: no).
En un sprint que ya lo quisiera yo para coger el bus, logran agarrar la locomotora en marcha (incluyendo la embarazada de 9 meses, que tiene más aguante que cualquiera leyendo esto), pero eso no es su salvación porque los zombies, de repente, aprenden a agarrar cosas y son capaces de frenar una locomotora (los trenes al parecer no pesan).
Y el final, el típico. No podía ser otro. Tan común como coger el metro.
Empecemos por lo básico. ¿Por qué hacen caso al loco de la corbata, si lo único que aporta al grupo son gritos? De repente, sin saber muy bien por qué, el hombre se crea una posición de antihéroe inmerecida que no puedo más que atribuir a llevar una corbata puesta, porque mandar manda, y mucho, pero los demás le siguen sin preguntarse siquiera por qué.
Empieza la masacre a bordo, mordida por aquí, carrerita por allá, se aislan en un vagón. Genial, han descubierto que si los zombies no les ven no siguen golpeando estas puertas de cristal que nos separan de una muerte segura. Apliquemos este conocimiento para hacer una cortina improvisada y olvidemos este hecho para el resto de la película. No vale salvarse dos veces.
Finalmente llegan a una estación, tras unos siniestros pasillos llegan a una zona repleta de zombies, toca correr. Corre por tu vida, corre como si no hubiera un mañana, vuelve al tren, pero por favor, hazme el favor de soltar el equipaje.
Los que logran llegar, entre ellos el insulso padre, el inocente chaval bateador, y el hombre cachas, que toma la iniciativa de ir el primero avanzando por pasillos repletos de zombies pero protegiéndose sólo los antebrazos. Sus prominentes bíceps son de acero. Ahí no tienen huevos a morder.
Increíblemente, nuestros compañeros (al final coges cariño al Rambo coreano) descubren que en los túneles se aletargan los zombies, seguramente por la poca luz. En un movimiento inteligente usan el tono de llamada de un móvil para poder pasar. Como vimos con la cortina, no aplicaremos este recurso de nuevo, no vale salvarse dos veces y como todo el mundo sabe, los móviles en Corea escasean.
Si algo me molesta en la película, es el viejo, repetitivo y simplón recurso de pisar una lata/ cristal/ crujidito que pone a todos los bichos a correr. Y no podía faltar en una película que hasta ese momento, estaba salvando los muebles.
Tampoco podía faltar la escena-reencuentro con todos tus amigos convertidos en bichos asesinos descerebrados, a los cuales eres incapaz de meter un batazo en la cabeza, no sea que de repente te reconozcan y pidan perdón por las molestias.
Por fin llegan a un momento de calma, todos se reúnen en la parte delantera del tren, tienen unos minutos para pensar qué hacer cuando haya que bajar... a no ser que una vieja por un motivo que aún no llego a comprender decida abrir la puerta de cristal (recordemos, sin tapar) dejando pasar a unos amables caballeros que quieren destripar a todo lo vivo. Bien, sí. A estas alturas ya nada sorprende.
A ver, ¿a qué personaje se coge mínimo afecto en la película?¿qué pasa en el 99% de las películas de zombies en las que coges afecto a alguien? Lo dicho.
Obviaré el hecho de que el insulso padre reciba llamadas de un empleado suyo. Todo el mundo sabe que a quien más necesitas llamar cuando el fin del mundo llega es a tu jefe, no sea que le pase algo.
Entramos en la recta final de la película, quedan vivos el padre, la hija, la embarazada, el loco de la corbata y el maquinista, quien consigue una locomotora para huir de la infestada ciudad, a no ser que decida ayudar quién sabe por qué, al maldito jefazo de la corbata, que ha matado casi más personas que los zombies del tren, pero eso parece no importarle porque seguro que con él se porta bien (sorpresa: no).
En un sprint que ya lo quisiera yo para coger el bus, logran agarrar la locomotora en marcha (incluyendo la embarazada de 9 meses, que tiene más aguante que cualquiera leyendo esto), pero eso no es su salvación porque los zombies, de repente, aprenden a agarrar cosas y son capaces de frenar una locomotora (los trenes al parecer no pesan).
Y el final, el típico. No podía ser otro. Tan común como coger el metro.