Parece ser que Rob Marshall, tras superar el subidón de las estatuillas doradas con Chicago (2002), con la que llegó y venció, tenía que hacer una superproducción en plan Seven Spielberg (es el productor) para terminar de lucirse. "Memorias de una Geisha" es una película difícil de analizar en su totalidad, pues ninguno de sus aspectos fílmicos poseen una coherencia global a lo largo de las más de dos horas de metraje, exceptuando la gran banda sonora.


Imitando la meticulosa y frágil lentitud de las películas japonesas, la cinta tiene un popurrí de intencionalidades que por una parte nos acercan a la cultura japonesa, y que por otra nos acercan radicalmente a Hollywood, eliminando toda la magia y las expectativas que me había creado. Un guión lineal, nos recuerda que la película está basada en una autobiografía de lectura fácil y de masas, y que sin embargo, en esta versión cinematográfica nos desconcentra con una historia de amor que pretende ser el hilo conductor, pero que de repente se centra en otros detalles que nos hacen olvidar lo anterior. La fotografía es igualmente irregular, lo que da la impresión de que a Marshall la inspiración le venía por momentos, y que no se "orientalizó" lo suficiente como para llevar a cabo semejante proyecto. La ambientación, recargada frente a la simplicidad estética japonesa, nos hace ver que la película es una versión occidental de Oriente, destinada al disfrute y regocijo de esta parte del mundo. La interpretación de las actrices es la que quizás se lleve la mejor parte, pues es posible ver a través de sus facciones innumerables sentimientos que no se podrían expresar en palabras, y que sin embargo relucen a lo largo de toda la película. Además, esas miradas y gestos nos salvan de escuchar un doblaje pésimo, poco coherente y que sin duda es una de las causas por las que la magia de la película de extingue poco a poco.

Me ha decepcionado, y no me sorprende que en Oriente esta película no tenga gran aceptación; en primer lugar por tocar un tema polémico. En segundo lugar, por tratar un tema tan íntimo protagonizado por chinas, que hablan en inglés, y que alaban a otra china que tiene ojos de plástico fino.

Edu