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7
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Drama
Cuando un preso alemán aparece ahorcado en el interior de su celda, se abre una investigación para descubrir al responsable y sus motivos. Tras el interrogatorio a sus compañeros, comienza a surgir la terrible verdad y el lado más oscuro del alma humana. (FILMAFFINITY)
27 de octubre de 2011
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca me había dado la pedrada de ver una peli de Uwe Boll. Todo el mundo dice que es uno de los directores más infames de la historia. Alguna vez tenía que ser la primera y fue esta Stoic. Yo esperaba ver una de esas putas mierdas que marcan época, de diálogos absurdos, con fallos de raccord por doquier, pésima fotografía, actores que dan vergüenza ajena y una historia ridícula. O, siendo optimistas, encontrarme ante el rey de la comedia involuntaria, esas pelis tan lamentables que, de malas que son, te partes.
Pues no, no me encontré nada de eso. No es ni mucho menos una obra maestra ni tampoco es una provocación. Es buena. Boll intercala escenas en las que los protagonistas son interrogados tras un supuesto suicidio en una celda con lo que realmente ocurrió allí. En unas, vemos a los personajes frente a cámara relatando sus sentimientos a posteriori, donde conocemos los verdaderos sentimientos de cada uno y la forma en la que actuaron. Estas entrevistas complementan perfectamente unos hechos realmente crudos. Muchos no la aguantan, otros aguantamos el golpe. Es duro, es directo, es explícito y es real. Boll explora los más bajos instintos del ser humano, lo que empieza siendo un divertimento termina siendo una atrocidad. ¿Hasta qué punto una persona es capaz de joder a otra? Boll lo lleva al máximo y nos lo da sin masticar, te estampa toda la crudeza en la cara sin artificios de ningún tipo.
Siendo una film intenso por dónde se desarrolla, Boll no crea una atmósfera claustrofóbica, desgarra el contenido, no la atmósfera. Además, no maneja la cámara en mano como otros, se le ve que tiene cierto parkinson. Poco creíble resulta además, que una celda esté prácticamente sin vigilar y, si fuera cierto, sería un filón perfecto para atizar al sistema penitenciario, cosa que no hace en ningún momento. En cuanto a los actores, Furlong sobresale por encima de todos con su cara de mala hostia y su sadismo, Sam Levinson pese a que exagera con tanto lloriqueo te termina por convencer y los otros dos, sobreactúan mucho más que el propio Levinson.
Pues no, no me encontré nada de eso. No es ni mucho menos una obra maestra ni tampoco es una provocación. Es buena. Boll intercala escenas en las que los protagonistas son interrogados tras un supuesto suicidio en una celda con lo que realmente ocurrió allí. En unas, vemos a los personajes frente a cámara relatando sus sentimientos a posteriori, donde conocemos los verdaderos sentimientos de cada uno y la forma en la que actuaron. Estas entrevistas complementan perfectamente unos hechos realmente crudos. Muchos no la aguantan, otros aguantamos el golpe. Es duro, es directo, es explícito y es real. Boll explora los más bajos instintos del ser humano, lo que empieza siendo un divertimento termina siendo una atrocidad. ¿Hasta qué punto una persona es capaz de joder a otra? Boll lo lleva al máximo y nos lo da sin masticar, te estampa toda la crudeza en la cara sin artificios de ningún tipo.
Siendo una film intenso por dónde se desarrolla, Boll no crea una atmósfera claustrofóbica, desgarra el contenido, no la atmósfera. Además, no maneja la cámara en mano como otros, se le ve que tiene cierto parkinson. Poco creíble resulta además, que una celda esté prácticamente sin vigilar y, si fuera cierto, sería un filón perfecto para atizar al sistema penitenciario, cosa que no hace en ningún momento. En cuanto a los actores, Furlong sobresale por encima de todos con su cara de mala hostia y su sadismo, Sam Levinson pese a que exagera con tanto lloriqueo te termina por convencer y los otros dos, sobreactúan mucho más que el propio Levinson.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Dicho todo esto, he sacado una conclusión al ver Stoic. Y tiene un problema: que es de Uwe Boll. Aun partiendo de la base de que es una peli buena pero mejorable, si esta peli la dirige un ruso, un tailandés, un coreano, un finlandés o un estonio, más de uno de dos y de tres se estaría corriendo de gusto. La exhibirían en un montón de festivales de cine independiente y ganaría algún que otro premio, con lo que adquiriría fama y reputación. Se hablaría de la gran exploración que hace el director de la condición humana en casos extremos, de lo injustos y bastardos que son los presos e incluso se llegaría a debatir sobre la pena de muerte en una conversación de borrachera total. Lo que pasa es que estos directores meterían su filosofía de baratillo para dar la chapa al personal y para que le rían las gracias cuatro gafapastas de medio pelo, cosa que el tío Uba no hace en ningún momento, lo cual, es de agradecer.