A los críticos profesionales se les hace el culo agua con esta película. Una película sobre un actor, el cine dentro del cine, el metacine. Qué original, sin historia, sin pies ni cabeza, el cine por el cine, sólo siéntate y disfruta. Mi opinión es diametralmente opuesta.

A mí me gusta que el cine cuente historias. Las vidas que no tendré, los lugares que no podré visitar, y los tiempos sobre los que sólo puedo leer. Aquí el único hilo conductor es un tipo bajito y viejo que interpreta distintos papeles, pero ni se sabe para quién, ni cómo lo conocen, ni cómo lo contratan, ni el objetivo de sus interpretaciones. No hay trama. No hay presentación, nudo y desenlace. No tiene sentido. Las películas de David Lynch son raras, pero al menos puedes componer un puzzle y tener una historia, aunque sea el producto de una mente enferma la mayoría de las veces. En esta película, las rarezas son por gusto, no hay piezas de puzzle que unir.

Lo que más me maravilla es que tenga más de un 6 de nota. El gran público la considera más que aceptable. Pues que me lo expliquen...