Biografía inventada a partir de los retazos que se conocen de Emmet Ray, que podía haber sido un drama magnífico, dada la vida díscola del personaje y de la época histórica que le tocó vivir, pero que Woody Allen convierte en una comedia estúpida por su necesidad de convertirlo todo en un chiste malo.

Sobre las actuaciones, al ser caricaturizados todos los personajes, poco se puede decir, pues no desprenden talento ni vis interpretativa.

Si hay algo que destacar, es la música de la película, que sí merece la pena. Hasta la traducción del título ha sido penosa.