La vida no pasa en balde, y a lo largo de los años forjas tu carácter. Por eso no es posible intentar con 45 años vivir una noche como cuando tenías 20 años, porque ya no te divierten, ni apasionan, ni toleras, las mismas cosas. De eso va esta película, de tres amigos que se reunen para pasar una noche como las de antes, pero todo sale mal, porque ya no son las mismas personas.

De todas formas, aunque eso es lo que quiere trasmitir la película, realmente los actores no eran tan mayores como para sentir esa experiencia con tanta intensidad. Toledo 40 años, Ulloa 40 años, y Romero 33 años. Ahí, patinazo, porque con 33 años sigues estando en la misma onda que los de 20.

Los personajes no se soportan ni a ellos mismos: uno tiene de pareja a una divorciada con niño, y no se lleva bien con él. Lo soporta por seguir con la madre. Otro está infelizmente casado, pero sólo piensa en follar y en meterse todo tipo de drogas. Y ella es la peor: engreída, superficial, prejuiciosa, infiel, y sobre todo, calientabraguetas. Con este plantel, ¿cómo esperaban salir a divertirse una noche como si fuesen chavales, y lograrlo? Imposible. Demasiado veneno dentro.