Tras haber leído la sinopsis, esperaba encontrarme una película didáctica sobre el arte de poner efectos de sonido a las películas antes de que el mundo digital se expandandiese a todos los aspectos de nuestra vida. Hoy en día cualquier aficionado monta el sonido de sus películas con programas que manejan pistas de sonido que se sincronizan con total facilidad, y usando librerías de sonido gratuitas que descargas con un click. Antes, había que usar costosas mesas de mezclas, contar con personal especializado y crearte los efectos tú mismo sobre la marcha.

Pues todo ese arte queda relegado en la película a un segundo plano. Si no fuese porque se pretende rendir homenaje a un fulano, hubiese dicho que la película es sobre el abuso laboral. Empleados que no cobran, jefe déspota que grita a los empleados, abuso sexual, empresario engreído que no respecta el trabajo de los demás, etc.

La película carece de un hilo argumental sólido, y se desarrolla en base a tramas secundarias. El espectador espera una presentación, nudo y desenlace en torno al protagonista, pero ni ese nudo, ni ese desenlace llegan.