Una vez más me reitero en que cuando en una película se habla más de sexo de lo que se practica, mala película es. En esta ocasión, al menos la trama no parece improvisada, y las actuaciones son aceptables. Hay por ahí cada comedia española llena de presentadores de televisión, monologuistas y humoristas varios, que no hay por dónde cogerlas.

Quien espere ver sexo en esta producción, se va a llevar un chasco. Alguna tetilla se ve, pero en todas las escenas salen con calzoncillos o tanga.

Por lo demás, es lo esperable en este tipo de temática: personas que se enfrentan por primera vez a una situación sexual distinta de la habitual, e intentar hacer un chiste con ella. Metes cuatro o cinco de esas situaciones, y ya tienes hecha una película de fragmentos. Las unes con un hilo conductor (en este caso un local de intercambio de parejas y más), y a correr. Así se hacen películas como churros.