Resulta gracioso que esta película, 33 años después, caricaturice unos hechos que no pueden estar de más rabiosa actualidad (cambiando las siglas de los partidos, eso sí), con las clases privilegiadas acongojadas ante la posibilidad de que un partido nuevo gane las elecciones y les apriete las tuercas, porque presuntamente representa a la clase trabajadora.

Mariano Ozores suelta verdades como puños a cada instante, de esas que los fanboys de los partidos no quieren ver y que hay que leer entre líneas, y siempre en plan jocoso. La película incluso se ríe de sí misma, cuando Luis Escobar dice eso de "esto lo he visto yo en una película de Berlanga". Al menos yo, en ese mismo momento, estaba pensando en que habían copiado 'Bienvenido Mr. Marshall', por lo que la confesión de esa obviedad me ha hecho reir.

Es una pena que este tipo de cine patrio haya sido tan denostado y condenado al olvido, al igual que el cine kinki. Pareciera que desde el 75 hasta los 90 no se hubiesen hecho películas en España.