Encuentro dificultad para identificar a Park Chan-Wook en su recóndita y minimalista La chica del tambor, abordaje televisivo del que esperaba más al saber de ella.

En su tratado, parece que siempre busque reconducirse a sí misma cuando finaliza cada episodio; resaltaría el segundo y el último, aunque no se diferencian mucho de los seis totales. El texto necesita más fuerza y conexiones, y también alejarse de una novela desinteresada en ganar nuestro tiempo.

Sus interpretaciones ayudan, y me he molestado por sus dos capítulos finales, pero no es motivo idóneo para encuadernar una obra que, aunque minimalista y no me importe dicha cuestión, sufre muchos altibajos narrativos.