Voy a ser sincero: estoy muuuuy cansado del buenismo en el cine. Cansado y aburrido. Toda esta fiebre de saldar cuentas con la historia, de resarcir al agraviado con carácter retroactivo y de no ofender de pensamiento, palabra, obra y omisión a ningún ser vivo no solo me parece una memez sino la muerte del arte. Y que no se me malinterprete: no tengo ninguna duda de que todo lo que cuenta la película sobre el trato dado a los afroamericanos es cierto. E indignante. Y una ignominia, pero a lo que voy es que el cine no debería usarse para que la industria de Hollywood (un hatajo de varones blancos heterosexuales adinerados y explotadores fascistas) salde las deudas de toda la sociedad por temas ocurridos hace ya muchos años. Cualquier persona de bien y mínimamente informada sabe que el racismo de la sociedad estadounidense fue (y es, qué narices) algo insoportable y sangrante, pero yo no voy al cine a que me subrayen ese mensaje como si fuera subnormal (perdón, discapacitado. Perdón, de capacidades alternativas), o como si necesitase que me sermoneen sobre que a los negros (perdón, gente de color. Perdón, afroamericanos. Perdón, seres humanos racializados) hay que tratarlos con dignidad o que una mujer puede hacer cuentas igual que cualquiera. Gente de Hollywood: soy una persona decente del siglo XXI y he llegado a esas conclusiones yo solito y les garantizo que las tengo muy bien metidas en la p* cabeza porque soy un varón blanco de clase media decente. Sí, tal cosa es posible.

Pero pasemos a la película en sí. Hidden figures trata un aspecto muy marginal (lo es, por mucho que me chilléis) de algo tan absolutamente apasionante como fue la carrera espacial. Como no hubo astronautas negros y como es aconsejable... que digo, es totalmente imperioso demostrar que este colectivo fue vital para poner un hombre en la Luna (algo que es obvio, por el amor de Dios), han pergeñado un guión absolutamente convencional para que nos quede claro clarinete. The Eagle landed no porque los americanos pusieron sobre la mesa una cantidad indecente de dinero y de talento, sino porque unas mujeres afroamericanas hacían raíces cuadradas a velocidad de vértigo (chúpate esa, IBM) y porque no dudaron en enmendar la plana a esos despreciables ingenieros blancos. Es lo que yo deduzco de la película, lo siento: Kevincostner pone mucho empeño y parece majo, pero no es capaz de ver LAS CLAVES de poner gente en órbita ni aunque se las pusieran en la jeta. Y de Sheldon Cooper ni hablemos, porque es un marisabidillo y un chulo machista. El problema es que el espíritu, y la letra de este vodevil sesentero es exactamente el mismo que productos como Green book y similares, y por tanto cualquier atisbo de genio, de riesgo o de talento está ausente. El tal Melfi está en piloto automático, las protagonistas están en piloto automático, todo suena a ya visto, todo suena a fórmula y TODO está orientado a que los colectivos de siempre certifiquen que nadie se va a ofender y que, de paso, caiga algún Oscar. A mí no me vuelven a engañar.