Cuya traducción mostrenca podría ser "Por mucho que se empeñen los críticos y nuestra débil industria, esta película no tiene defensa posible". En el mejor de los casos su visionado me ha producido incredulidad, y muchas preguntas: ¿Soy un marciano?, ¿Carezco de sentido del humor?, ¿Por qué no soy más patriota y apago el cerebro?... A todas ellas la respuesta es que la película es fallida, carece de cualquier atisbo de gracia y el tono empleado es un desatino. Acepto el comienzo y el símil con Siete novias para siete hermanos, pero ni uno solo de los personajes genera simpatía, las situaciones son disparatadas (en el mal sentido) y la familia que nos presentan no es española ni de este planeta, sino un pastiche ridículo de lelos que intentan transmitir un mensaje supuestamente "trascendente". Resumiendo mucho el carrusel de idas, venidas y vergüenzas ajenas, parece que Sánchez Arévalo quiere tomar muchas claves de la comedia anglosajona pero obviando todas sus virtudes, por lo que el conjunto queda amorfo, deslavazado e insufriblemente largo. Ninguno de los actores acierta con el pulso de sus personajes (están mal escritos) y la impostura se viene pronto abajo. En definitiva, completa pérdida de tiempo; si la evolución natural de la españolada ha sido esto, estamos apañados.