Ya embalado después de una notable ristra de grandes películas, Dustin Hoffman sigue corriendo en esta rocambolesca trama. Para todos aquellos amantes del cine setenteitor, la experiencia es completa puesto que es lánguida en lo visual y asquerosamente gris en lo argumental; todo está impregnado de ese aire indefinible de podredumbre y desesperanza que se quitó de un plumazo en cuanto, ese mismo año, George Lucas se cansó de ir al cine a penar. Schlesinger hace un trabajo profesional y sin buscar el impacto con artificios, sino con el guión y con los actores. Sí me gustaría destacar que Dustin Hoffman aporta como es habitual su presencia, pero no me acaba de convencer su papel, quizás por la forma en la que está escrito; aparte, en versión original tiene una forma de expresarse absolutamente ininteligible. Scheider y Olivier están francamente gigantes. Marathon Man es, por derecho propio, una película clásica que todo el mundo debería ver alguna vez en su vida, con un argumento muy de la época (ver spoilers).