Es cierto: como diría el maestro Fito, no es que sea diferente, es que es rara. Se agradece la dosis de riesgo que debió suponer producir esta adaptación, y desde los primeros compases se intuye una inteligencia, un sarcasmo mal disimulado que, por desgracia, no llega a cristalizar en un relato coherente y que llegue a atrapar al espectador. Los actores, considerados aisladamente, están competentes, e incluso divertidos, sobre todo Mos Def y su inseparable toalla, que compone una interpretación tan... extraña que llama la atención; Sam Rockwell está muy histriónico pero el personaje lo pedía. En cuanto al guión, repito que se entrevén fragmentos inspirados en los que se mezcla la Sci-Fi con la comedia descerebrada, pero el conjunto final no se decanta por ninguna de ellas y se arrastra penosamente hacia un final convencional, interrumpido por algún momento de genio. En resumen, película difícilmente recomendable como entretenimiento, pero un buen ejemplar para los cazadores de curiosidades.