Da la impresión de que Shane Black es poseedor de una mente calenturienta en la que se mezclan ideas geniales con otras bastante chuscas, y según se combinen en la película que esté haciendo obtenemos auténticas delicias como Kiss kiss bang bang o algo como The nice guys. Y es una pena, porque arranca de una manera potentísima, posee una BSO y una ambientación setentera portentosa (la escena de la fiesta con unos tipos que parecen los Kool & the gang casi me hace llorar de gusto). Ante ésto, algunas ocurrencias muy inspiradas y la presencia brutal en pantalla de Russell Crowe, solo puedo callar y arrodillarme con la mirada baja. Los problemas, en mi opinión, vienen de que Black toma un esquema clasico de detectives de Los Ángeles en los 70, y se le va la mano con el absurdo: una cosa es buscar un tono de cine negro mezclado con comedia, y otra es rozar la spoof movie. A mi personalmente múltiples situaciones, diálogos y personajes directamente me sobraron (sí, me refiero a los niños). Aparte, Ryan Gosling está infinitamente peor escrito que su compañero, está atrozmente doblado al castellano y aunque visualmente es resultón en todo lo demás es un panoli que es difícil creerse. En definitiva, se aprecia cariño y chispa ocasional pero la historia pedía quizás otro tono. Una pena si la comparamos con Kiss kiss bang bang en la que la originalidad casaba con la perfección.