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España España · Ciudad Real
Voto de Tio Penthal:
5
Acción. Drama. Fantástico Basada en una leyenda japonesa. Siglo XVIII. Kai (Keanu Reeves) es un paria que se une a Oishi (Hiroyuki Sanada), el jefe de los 47 Ronin. Su objetivo es vengarse del traidor que mató a su señor y los condenó al destierro. Para recuperar el honor perdido, los guerreros emprenden una aventura que les obligará a superar duras pruebas. (FILMAFFINITY)
22 de junio de 2014
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Por mi parte tengo claramente identificados los problemas de esta película, que son dos: Keanu Reeves y Reeves, de nombre Keanu.
Me parece muy valiente que un estudio de Hollywood haya cogido una leyenda TAN japonesa y se haya gastado 200 millones de $ en plasmarla en celuloide. Llamativo porque la idiosincrasia nipona es muy particular, y su sentido del honor hace que toda la trama y el final de esta historia puedan chocar frontalmente con un porcentaje importante de su público potencial, que inmediatamente se remueve incómodo en su butaca si sus héroes no se salen con la suya de la manera más simple y ruidosa posible. En este sentido aplaudo que hayan tomado una obra literaria tan especial, hayan recurrido a un reparto de actores japoneses tan sólido (están soberbios, la verdad) y nos hayan ofrecido un diseño de producción tan esmerado. Aún desconociendo si la documentación es acertada al 100%, creo que todo el que tenga un mínimo interés en el potencial visual del Japón feudal disfrutará como un samurai de las sugerentes imágenes de las montañas brumosas, los castillos y la serena estética de ropajes, jardines y aposentos.

¿Por qué ha sido tan vapuleada entonces?: para empezar porque Rinsch es voluntarioso y pulcro pero no es Kurosawa o Mizayaki, y para terminar porque alguien no fue valiente y contrató un protagonista japonés. Keanu Reeves estropea la película no solo porque es occidental (se le da una explicación absurda pero pasable), sino porque es malísimo. Es una verdadera pena ver como todos sus compañeros autóctonos se baten el cobre para hacer interpretaciones intensas a la par que contenidas (y para ser contenido hay que ser bueno), cuando este tipejo miserable despliega un increible muestrario de NADA en sus expresiones, da una lección magistral de cómo hacer NADA con la voz y consigue que la química con su amada, que es la mitad de la película sobre el papel, sea NULA.

En resumen, si esto hubiera sido una película verdaderamente japonesa, en cuerpo y alma, estaríamos hablando de algo muy interesante en vez de un blockbuster entretenido pero estropeado por ese que responde a las siglas de KR.
Tio Penthal
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